Uno de cada cuatro adultos sufre problemas de sueño: la salud también se juega en la almohada

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Dormir mal afecta a la salud

Es necesario tomar conciencia de una cuestión que a menudo se subestima: el descanso nocturno. Dormir bien no es un lujo, sino una necesidad vital. Sin embargo, en la sociedad actual, marcada por el estrés, la hiperconectividad y los horarios irregulares, el sueño de calidad se ha vuelto un bien escaso. De hecho, según datos recientes, uno de cada cuatro adultos y siete de cada diez personas mayores sufre algún tipo de insomnio.

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Afecta física y emocionalmente

Las consecuencias de esta privación del sueño van mucho más allá de sentirse cansado al despertar. Dormir mal o insuficientemente afecta tanto al cuerpo como a la mente. Durante el descanso nocturno se producen procesos fundamentales de reparación celular, fortalecimiento del sistema inmunológico y regulación del metabolismo. La falta de sueño se relaciona con un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad e incluso deterioro cognitivo.

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Descansar bien es un seguro de vida

En el plano psicológico, no descansar lo suficiente incrementa las probabilidades de padecer ansiedad, depresión y trastornos del estado de ánimo. Además, afecta a la memoria, la concentración y la toma de decisiones. No es casual que las personas con problemas de sueño tengan más accidentes laborales o domésticos, así como dificultades para rendir en el entorno académico o profesional.

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Puede provocar grandes problemas en el día a día

Dormir bien también es un pilar fundamental del equilibrio emocional. El mal descanso genera irritabilidad, estrés y cambios de humor. Al contrario, un sueño reparador nos permite afrontar mejor las exigencias del día, con una actitud más positiva y resiliente. Para adultos sanos, se recomienda dormir entre 7 y 9 horas diarias, mientras que adolescentes y niños necesitan todavía más tiempo de descanso para un desarrollo óptimo.

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Es necesario tener un buen hábito de descanso

Los expertos insisten en que mejorar la calidad del sueño es posible si se adoptan hábitos adecuados. Establecer rutinas regulares, evitar las pantallas antes de dormir, cuidar el ambiente de la habitación y realizar actividades relajantes antes de acostarse son pasos clave para lograr un descanso más profundo. También se aconseja evitar cenas copiosas, controlar el consumo de cafeína y realizar ejercicio físico con regularidad, pero no justo antes de ir a la cama.

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Puedes ayudarte con algunos suplementos

Además, hay soluciones naturales que pueden apoyar este proceso. Infusiones con plantas como la melisa, la tila o la pasiflora, o el uso puntual de suplementos con melatonina, pueden ser útiles para quienes necesitan una ayuda adicional. En el mercado existen productos formulados específicamente para facilitar el sueño, como los que combinan esta hormona con extractos vegetales relajantes y nutrientes como el GABA y vitaminas del grupo B.

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Si nada te ayuda, acude al médico

Sin embargo, si los problemas persisten pese a seguir estos consejos, es importante no resignarse. Acudir a un profesional de la salud es fundamental para identificar posibles trastornos y establecer un tratamiento personalizado. El sueño no debería ser una batalla diaria ni una lotería. Dormir bien es un derecho que impacta en todas las dimensiones de nuestra vida, desde la salud física hasta el bienestar emocional, pasando por nuestras relaciones y desempeño diario.