
Fresco dionisíaco
La antigua ciudad de Pompeya, sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C., sigue sorprendiendo al mundo con nuevos hallazgos arqueológicos. En esta ocasión, un espectacular fresco dionisíaco ha sido descubierto en una de las últimas excavaciones realizadas en el yacimiento, revelando una vez más la riqueza artística y cultural de la civilización romana.

Una escena de gran dinamismo
El fresco, de gran tamaño y extraordinaria conservación, representa a Dionisio, el dios del vino, el teatro y la fertilidad, en una escena de gran dinamismo y colorido, con su séquito de bailarinas, cazadoras y sátiros.

Una excavación reciente
Este impresionante fresco, conocido como «megalografía» por su gran tamaño, fue descubierto en el friso de un salón para banquetes recientemente excavado en la antigua ciudad romana.

Tiene más de 2.000 años
El fresco, que data del siglo I a.C., muestra a Dioniso, también conocido como Baco en la mitología romana, seguido por sus bacantes y ménades, mujeres que participaban en sus festines y rituales.

Elementos característicos del culto a Dionisio
En la imagen, el dios aparece rodeado de elementos característicos de su culto: hojas de vid, racimos de uvas y sátiros danzantes, figuras mitológicas que encarnan el desenfreno y la alegría asociada a sus festividades. También se aprecian mujeres vestidas con túnicas etéreas, posiblemente ménades, sus seguidoras, quienes participaban en rituales místicos en su honor.

Rituales y sacrificios
La escena incluye detalles vibrantes como el sacrificio de una cabra, jóvenes sátiros tocando la flauta y realizando libaciones de vino, y una mujer acompañada de un sacerdote que se inicia en los rituales nocturnos.

Descubrimiento histórico
Este descubrimiento ha sido calificado como histórico por el Ministro de Cultura de Italia, Alessandro Giuli, quien destacó la importancia de este hallazgo para comprender mejor los rituales mistéricos del mundo antiguo.

Dionisio y su simbología en Pompeya
Entre los paralelismos más llamativos se encuentra la famosa Megalografía de los Misterios de la Villa de los Misterios, donde un conjunto de frescos dionisíacos ha sido interpretado como una representación de los ritos iniciáticos dedicados al dios. Este nuevo hallazgo refuerza la hipótesis de que Dionisio y su simbología tenían una fuerte presencia en la sociedad pompeyana, vinculada tanto al placer y la celebración como a la dimensión religiosa y espiritual.

Un comedor de lujo
Se cree que la pintura formaba parte de la decoración de un triclinium o comedor de una lujosa domus pompeyana, un espacio dedicado al banquete y al placer, donde la presencia de Dionisio simbolizaba la abundancia y el goce de la vida.

Excavaciones de la Regio IX de Pompeya
El director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel, explicó que las imágenes descubiertas aportan un nuevo punto de vista sobre los rituales iniciáticos del culto dionisíaco, destacando la caza como un tema recurrente. El descubrimiento forma parte de las excavaciones en la Regio IX, una de las áreas de Pompeya que sigue en exploración. En los últimos años, los arqueólogos han realizado hallazgos sorprendentes en este sector, incluyendo mosaicos, frescos y elementos arquitectónicos que ofrecen una imagen cada vez más detallada de la vida en la antigua ciudad antes de la erupción del Vesubio.

Nuevas tecnologías apoyando los métodos tradicionales
Gracias a la combinación de nuevas tecnologías y métodos tradicionales de excavación, Pompeya continúa desvelando su legado, permitiendo a los investigadores y al público viajar en el tiempo a través de su impresionante patrimonio artístico. Este fresco enriquece el conocimiento sobre la vida en la Antigüedad y refuerza la relevancia de Pompeya como un testimonio único del esplendor y las costumbres de la Roma imperial.

Excepcional calidad del fresco
Los expertos han destacado la excepcional calidad del fresco, tanto en la precisión de los trazos como en la riqueza de los colores, que han permanecido sorprendentemente vivos pese al paso de los siglos. El hallazgo ofrece nueva información sobre la iconografía dionisíaca en Pompeya, ciudad que ya ha brindado otros importantes testimonios de la influencia de este culto en la vida cotidiana romana.