A veces Madrid sorprende con puertas que, al cruzarlas, parecen llevarnos mucho más lejos de lo que cabría imaginar. Eso es exactamente lo que ocurre al entrar en Zhen, el nuevo buque insignia del grupo Dragon Taste, situado en pleno Paseo de la Castellana. Lo visitamos hace unos días y aún conservamos en el paladar las fragancias, las texturas y esa sensación tan poco habitual de haber viajado sin salir de la ciudad. Aquí, la gastronomía china no es una adaptación occidentalizada, ni un recuerdo distante de sabores, sino una experiencia cultural completa que respeta tradiciones, técnicas y equilibrios. Un lugar que invita a descubrir, no simplemente a comer.

El respaldo de Zhen es imponente: treinta años de experiencia en Madrid, más de doscientos restaurantes en Europa y aproximadamente un centenar en nuestra comunidad avalan al grupo Dragon Taste. Tras nombres reconocidos como Go Sushing, Ramen Shifu, Dragon Kitchen o Xiaolongkan Hotpot se encuentran Guo Xu Jianyong y Luis Chen, quienes ahora unen fuerzas para dar forma a un concepto ambicioso: un restaurante capaz de convertirse en referencia de la alta cocina china auténtica en España. Y lo cierto es que, después de haberlo probado, cuesta no pensar que lo van a conseguir.
El espacio impresiona desde el primer instante. Local amplio, distribuido en tres alturas, con distintas atmósferas que invitan tanto a una cena íntima como a una celebración o a un encuentro de negocios. Uno de los detalles más curiosos es la presencia de una barca tradicional en medio de uno de los salones, que podría parecer decorativa, pero que no solo adorna: su presencia recuerda el origen fluvial de muchas rutas comerciales chinas, el viaje y el intercambio cultural como esencia de la gastronomía. Las paredes muestran lienzos, escenas costumbristas, farolillos que filtran la luz, grandes picaportes labrados con dragones y vajillas delicadas que aportan un toque ceremonial a cada servicio. No es una estética superpuesta, es un lenguaje visual que acompaña la experiencia.

La carta es extensa, variada y profundamente representativa de las diferentes regiones gastronómicas de China: Cantón, Shanghái, Sichuan, Pekín… La gracia no está solo en la variedad, sino en la elección de platos que, a menudo, no son los que encontramos en los restaurantes chinos habituales. Aquí se cocinan sabores que los propios comensales chinos reconocen como propios, y eso ya dice mucho.

En nuestra visita probamos varios platos que merecen ser recordados. Los brotes de bambú estofados en aceite, una espectacular sopa de pollo con vegetales, unos baos líquidos de cerdo que estaban riquísimos y un solomillo con algas realmente destacado. En su carta, también podemos encontrar las costillitas de cerdo ibérico en salsa de ciruela, el lotus relleno de arroz glutinoso con miel y flores y, además, recomendamos prestar atención a sus dimsum especiales hechos a mano, pequeños bocados que demuestran técnica y paciencia.
Pero hay un protagonista indiscutible en Zhen: el Pato Pekín. Aquí se asa de forma tradicional, en horno propio y con leña de frutas, lo que aporta una fragancia suave y un ahumado leve que acompaña sin imponerse. El ritual del corte en mesa y la forma en que se disfruta, acompañado de sus crêpes finísimas, salsa y cebolleta, convierte el momento en una celebración.

Hay platos más atrevidos, como la Lengua de pato macerada o el Estofado de pepino de mar con mijo, pensados para quienes buscan una inmersión profunda en la cocina china más tradicional, y otros más accesibles para quienes dan sus primeros pasos: Rollitos de verduras, berenjena con salsa de ajo o incluso su postre de mango, pomelo y tapioca con leche de coco, fresco y ligero.

La carta líquida merece también un elogio. Cuentan con 130 referencias de vinos y espumosos internacionales, además de una selección de licores chinos muy interesante para abrir o cerrar una comida. Se nota que la bodega no es complemento, sino parte de la propuesta.
En cuanto a precios, el ticket medio ronda los 35 euros, algo muy razonable teniendo en cuenta la calidad del producto, la amplitud del espacio y el estilo de servicio. Entre semana ofrecen además un menú del día por 19,50 €, sorprendentemente completo y perfecto para quienes quieran descubrir algo nuevo sin hacer un desembolso alto.

Con todo, lo que hace especial a Zhen no es solo su cocina. Es su capacidad de trasladarnos. De recordarnos que la gastronomía es, ante todo, cultura y viaje. Aquí no se viene solo a saciar el apetito; se viene a explorar, a aprender, a descubrir. No todos los días Madrid ofrece algo así. Y cuando ocurre, conviene celebrarlo.