La cantante y actriz Lolita Flores fue una de las invitadas más destacadas en la boda de su sobrina Patricia Sánchez Flores con Javier Millet, celebrada en la Iglesia de San Bartolomé de Jávea. Fiel a su estilo vibrante y con guiños a la estética flamenca que caracteriza al clan Flores, Lolita apostó por un look lleno de color y personalidad.

Para la ocasión, lució un vestido largo en tono coral intenso, confeccionado en tejido elástico con escote en pico y una lazada central a la altura de la cintura, que realzaba su silueta y aportaba movimiento al conjunto. El diseño, de corte sencillo pero muy favorecedor, evocaba el espíritu alegre y pasional de su madre, Lola Flores, a quien también rindió homenaje con los accesorios.
Completó el estilismo con unos pendientes de coral, que según algunos medios podrían pertenecer al joyero familiar, y unos salones en tono nude que alargaban visualmente la figura. Su melena suelta con ondas suaves y un maquillaje natural con labios en tono rosado cerraron un look que fue muy aplaudido por su coherencia estética y su elegancia sin estridencias.

La presencia de Lolita, junto a su madre Carmen Flores y su hija Elena Furiase, reforzó el carácter familiar y emotivo del enlace, convirtiendo su estilismo en uno de los más comentados del evento.