Muere Sebastião Salgado, el fotógrafo que inmortalizó la Amazonia y las injusticias sociales con su mirada comprometida

Sebastião Salgado, el fotógrafo brasileño que capturó con maestría la realidad social y ambiental de nuestro tiempo, ha fallecido a los 81 años en París, víctima de una leucemia, enfermedad que se sumaba a las secuelas de una malaria que contrajo hace décadas. Su muerte fue confirmada por el Instituto Terra, la organización que fundó […]

Sebastião Salgado, el fotógrafo brasileño que capturó con maestría la realidad social y ambiental de nuestro tiempo, ha fallecido a los 81 años en París, víctima de una leucemia, enfermedad que se sumaba a las secuelas de una malaria que contrajo hace décadas. Su muerte fue confirmada por el Instituto Terra, la organización que fundó junto a su esposa Lélia Wanick Salgado, su colaboradora inseparable y comisaria de muchas de sus exposiciones.

Nacido en 1944 en Aimores, una pequeña localidad del estado de Minas Gerais, Salgado fue economista antes de convertirse en uno de los fotógrafos documentales más influyentes del mundo. Su formación en economía marcó profundamente su mirada crítica hacia las desigualdades sociales y la explotación del planeta. Prefirió siempre definirse como fotoperiodista y no como artista, pues su objetivo no era crear belleza vacía, sino dar voz a los marginados y denunciar las injusticias contemporáneas.

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A lo largo de casi cinco décadas, Salgado viajó por el mundo retratando realidades crudas y complejas: desde las duras condiciones de trabajo en las minas de Serra Pelada, donde capturó la fiebre del oro en la Amazonia, hasta las migraciones forzadas, la pobreza extrema y la degradación ambiental. Su trabajo en blanco y negro, lejos de restar impacto, realzaba la intensidad de sus imágenes y mantenía el foco en las historias humanas detrás de cada fotografía.

Su último gran proyecto estuvo dedicado a la Amazonia, la selva que simboliza tanto la riqueza natural del planeta como su fragilidad ante la amenaza humana. Durante siete años, Salgado realizó 48 expediciones acompañado de un equipo multidisciplinar —guías, traductores, antropólogos y cocineros— para captar no solo paisajes sino también la vida cotidiana de las comunidades indígenas. Como él mismo afirmaba, aunque los indígenas brasileños nunca habían estado tan amenazados, tampoco tan organizados para defender su territorio.

Este proyecto fue presentado en una exposición titulada “Amazonia”, que ha recorrido diversas ciudades del mundo y que pretendía despertar la conciencia global sobre la urgencia de proteger uno de los ecosistemas más importantes del planeta. Para Salgado, la fotografía era una herramienta para el cambio social y ambiental.

A lo largo de su carrera, Salgado recibió numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998, y fue miembro de la Academia de Bellas Artes de Francia. Su labor no solo destacó por su técnica impecable, sino también por su profunda empatía hacia quienes sufrían las consecuencias de la desigualdad, la explotación y la destrucción ambiental.

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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, recordó a Salgado como un símbolo de inconformismo frente a la injusticia, un artista cuya obra siempre funcionó como una advertencia para la conciencia mundial. En un acto simbólico, Lula tenía preparado un libro de fotografías de Salgado para regalar a su homólogo angoleño, un gesto que evidencia la relevancia cultural y política del legado del fotógrafo brasileño.

Sebastião Salgado deja tras de sí un vasto archivo visual que no solo documenta el sufrimiento y la resistencia humana, sino que también celebra la belleza y la dignidad de quienes habitan el planeta. Su vida y obra constituyen un testimonio de compromiso y sensibilidad frente a los retos sociales y ambientales del mundo contemporáneo, un legado que seguirá inspirando a generaciones futuras a mirar más allá de lo evidente y a actuar con conciencia.