La temporada de Antonio Rüdiger con el Real Madrid ha llegado a su fin antes de lo previsto. El central alemán fue operado este martes de una rotura parcial en el menisco externo de la pierna izquierda, una lesión que arrastraba desde hace más de medio año y que le mantendrá alejado de los terrenos de juego durante unos dos meses. Esta intervención cierra definitivamente su participación en los cinco encuentros que restan del campeonato doméstico, aunque su presencia ya estaba prácticamente descartada por una posible sanción derivada de su comportamiento en la final de la Copa del Rey.
El zaguero ha reconocido públicamente que llevaba más de siete meses jugando con dolor. En el clásico copero disputado en Sevilla, llegó incluso a disputar media hora con evidentes signos de cojera antes de ser sustituido. “Fue inevitable que me operaran el menisco”, compartió en sus redes sociales tras el paso por el quirófano. A pesar del largo tiempo de baja previsto, Rüdiger mantiene la esperanza de llegar a tiempo para la Final Four de la Liga de las Naciones con Alemania, aunque parece poco probable según el calendario médico facilitado por el club.

La operación no es el único problema que enfrenta el defensa. Rüdiger aún está pendiente de la resolución del Comité de Competición tras ser expulsado en la final copera. El árbitro recogió en el acta una actitud agresiva, así como el lanzamiento de un objeto que, aunque no impactó, agrava la situación. Junto a él, Jude Bellingham y Lucas Vázquez también esperan sanción tras un partido tenso en lo emocional y accidentado en lo físico para el Real Madrid.
A la ausencia de Rüdiger se suman los problemas físicos de Dani Ceballos y Ferland Mendy. El primero podría estar disponible para el choque del domingo ante el Celta, mientras que el segundo se someterá a pruebas para evaluar la gravedad de su lesión muscular. Todo ello deja a Ancelotti con un rompecabezas en defensa: solo dispone de dos centrales en condiciones (David Alaba y el canterano Raúl Asencio), además de la opción de reconvertir a Tchouameni, aunque eso debilitaría el centro del campo, más aún con la baja de Camavinga.
El Real Madrid ha sufrido este curso una plaga de lesiones en su zaga. Desde el inicio, las ausencias prolongadas de Carvajal y Militão marcaron un tono de vulnerabilidad que se ha mantenido hasta el tramo final. La falta de incorporaciones en la defensa y la acumulación de esfuerzos han llevado al límite a una plantilla exigida en todas las competiciones. A pesar de todo, el equipo aún conserva opciones matemáticas en la Liga, aunque con un margen muy estrecho.

Aunque se perderá la recta final del curso, el Real Madrid confía en poder contar con Rüdiger para el Mundial de Clubes, previsto entre el 14 de junio y el 13 de julio en Estados Unidos. Será una oportunidad para cerrar la temporada con un título internacional, y para que el defensa alemán reaparezca en un escenario más favorable físicamente.
Ante la falta de efectivos, Carlo Ancelotti se ve obligado a tomar decisiones poco habituales. La figura de Jesús Vallejo sigue sin contar para el técnico, mientras que el joven Raúl Asencio apenas ha tenido minutos en el primer equipo. Si Tchouameni se retrasa a la defensa, el centro del campo queda aún más debilitado, especialmente con Camavinga fuera. Un dilema táctico que no tiene fácil solución.
La cirugía a la que se ha sometido Rüdiger pone punto y final a un largo proceso de sufrimiento físico. El alemán ha demostrado compromiso al jugar mermado durante meses, pero finalmente ha priorizado su salud de cara al futuro. Ahora, el Real Madrid deberá reorganizar su retaguardia en un momento clave de la temporada, sabiendo que el margen de error es prácticamente inexistente.