
El artista Eugenio Merino vuelve a provocar debate en ARCO Madrid 2025 con su nueva obra “Lavado de cara”, una instalación que critica el blanqueamiento de la extrema derecha en los últimos 20 años. La pieza, expuesta en ADN Galería, consiste en un lavavajillas real que contiene 16 platos con los rostros de figuras políticas influyentes como Donald Trump, Santiago Abascal, Marine Le Pen y Elon Musk, entre otros.
Para Merino, España es el escenario ideal para abordar la temática de las dictaduras debido a su pasado histórico. «Tuvimos una y la desgracia de que se tradujera en una monarquía, algo que fue pensado desde el movimiento fascista», sostiene el artista. Asegura que su obra es una crítica directa a quienes han contribuido a legitimar y normalizar el discurso de la extrema derecha en la política actual.

El concepto detrás de “Lavado de cara” es simbólico: los platos, fabricados para ser utilizados en la vida cotidiana, permitirán que con el tiempo y el uso los rostros de estos líderes desaparezcan, representando así la forma en que la memoria política y social puede ser manipulada o erosionada. «El lavado ocurre en tu mente», afirma Merino, insistiendo en que la pieza invita a la reflexión sobre el auge del post-fascismo en Occidente.
El artista, conocido por su estilo provocador, no teme a la polémica. Recuerda que en 2013 se vio fuera de ARCO por «cuestiones de censura», tras la controversia generada por su obra “Always Franco”, en la que representaba al dictador dentro de una nevera de refrescos. Aquella pieza le valió dos denuncias por parte de la Fundación Francisco Franco, aunque la justicia falló a su favor en ambas ocasiones.

Su trayectoria en ARCO ha estado marcada por obras que desafían los límites del arte y la política, desde “Fidel Zombi”, una representación espectral del líder cubano en 2008, hasta un ninot de Felipe VI en 2019. «La provocación debe estar en el arte. Toda obra desafía alguna lógica», defiende Merino, reivindicando el papel del arte como herramienta de crítica y transformación social.
Con “Lavado de cara”, Merino vuelve a poner sobre la mesa una reflexión incómoda pero necesaria: la aceptación de la extrema derecha en la democracia actual y la fragilidad de la memoria histórica. Su obra no deja indiferente y reabre el debate sobre los límites del arte y la libertad de expresión en España.