
Un testimonio muy íntimo
Antonio Banderas sorprendió a la audiencia de Cuarto Milenio al compartir un episodio trascendental de su vida: el infarto que sufrió en 2017. Lo hizo en una entrevista en la que, en principio, iba a hablar de su musical Gypsy, pero terminó revelando detalles íntimos de aquel día en el que sintió que su cuerpo lo abandonaba.

Una premonición inquietante
El actor, que se define como “un poco escéptico”, confesó que la noche anterior al ataque al corazón vivió una situación extraña. Su pareja, con quien residía en Londres, tenía dolor de cabeza y salió a comprar aspirinas. Al llegar a la caja, las pastillas se le cayeron sin darse cuenta, como si el destino quisiera resaltar su importancia en lo que estaba por suceder.

Un dolor inesperado
A la mañana siguiente, Banderas preparaba un té cuando comenzó a notar un malestar inusual. “Sentí un dolor lejano en ambos brazos, sudor frío y una sensación de mucho sueño”, relató. Al principio pensó que era consecuencia del ejercicio, pero en cuestión de minutos la situación se volvió alarmante.

Luchar contra la inconsciencia
El malestar fue en aumento hasta el punto en que su cuerpo parecía pedirle que se rindiera. “Lo que te pide el cuerpo es abandonarte, dejarte ir”, recordó con crudeza. Sin embargo, su instinto de supervivencia lo hizo resistir. En el suelo de su casa, intentó mantenerse consciente mientras su novia actuaba con rapidez.

Un gesto que le salvó la vida
Su pareja, sin perder tiempo, le puso dos aspirinas bajo la lengua y llamó a una ambulancia. Más tarde, ya en el hospital, un médico le confirmó que aquellas pastillas habían sido cruciales. “La vida, a veces, depende de un hilo tan fino como ese”, reflexionó el actor, consciente de lo cerca que estuvo de un desenlace fatal.

Un mensaje inesperado
Durante su recuperación, Banderas tuvo un encuentro que lo marcó profundamente. Una enfermera mayor, al revisar sus constantes vitales, le dijo una frase que jamás olvidaría: “El corazón no es solamente un órgano que manda oxígeno al cuerpo, es un almacén de sentimientos”. Según ella, en las siguientes semanas experimentaría una tristeza inusual.

Una sensibilidad extrema
Y así fue. Tras el infarto, el actor se sentía más frágil, más emotivo. Lloraba con facilidad y percibía el mundo con una sensibilidad distinta. “Recuerdo hacer Dolor y gloria como si me hubieran quitado la piel”, contó sobre su experiencia en la película de Almodóvar, rodada poco después de su recuperación.

Un cambio en su forma de actuar
Pedro Almodóvar percibió el estado en el que se encontraba su amigo y trabajaron de un modo distinto. “Desde las emociones puras y duras”, explicó Banderas. Algunas líneas del guion le resultaban casi imposibles de pronunciar por la carga emocional que tenían, lo que aportó una profundidad única a su interpretación.

El valor de la vida
Para el actor, esta experiencia fue reveladora. “Cuando te colocas frente a la muerte, la vida cobra un valor extraordinario”, afirmó. Después del infarto, comprendió qué era realmente importante y qué no.