Vestido corto, detalles de pelo, broche joya y botas altas: una lección de estilo intergeneracional.
En una gala marcada por la creatividad digital, los bailes virales y la estética de la Generación Z, Carmen Lomana volvió a demostrar por qué sigue siendo una de las figuras más elegantes y observadas del panorama español. A sus 77 años, la empresaria y socialité no sólo ejerció como presentadora de los Premios TikTok 2025, sino que lo hizo con un estilismo que conjugaba tendencia, sofisticación y personalidad, logrando destacar entre una alfombra roja repleta de propuestas arriesgadas y juveniles.
El vestido: minimalismo con textura
La elección de Lomana fue un vestido corto negro de manga larga, con cuello cerrado y silueta recta, que apostaba por la sobriedad formal pero incorporaba detalles clave para elevar el conjunto. Tanto los puños como el bajo del vestido estaban rematados con acabados de pelo, una tendencia fuerte esta temporada que aporta textura, movimiento y un guiño festivo sin caer en el exceso. El diseño, de corte limpio y sin artificios, permitía que los complementos adquirieran protagonismo y reforzaba el efecto monolítico del look.
Las botas: protagonistas absolutas
El verdadero golpe de efecto vino con las botas altas negras de ante, de caña XXL, tacón fino y punta afilada, que estilizaban la pierna y aportaban un aire ‘noir’ muy favorecedor. Este tipo de bota, presente en las colecciones otoño-invierno, se convirtió en el elemento más comentado del estilismo. Al ir en el mismo tono que el vestido, creaban un efecto visual alargado y elegante, rompiendo con los looks más fragmentados del resto de invitados.
Complementos con intención
Para completar el conjunto, Carmen Lomana optó por el minibolso Relativity de cuero negro de Marni, manteniendo la armonía cromática y reforzando la estética clásica del look. Pero el detalle más especial fue el broche en forma de libélula, colocado estratégicamente en el pecho, que añadía un toque de color y sofisticación sin competir con la potencia visual de las botas. Este gesto, sutil pero cargado de intención, demuestra su dominio del lenguaje de la moda: cada elemento tiene un propósito y una narrativa.
Belleza y actitud
En cuanto al beauty look, Lomana apostó por su sello habitual: melena suelta ligeramente ondulada, piel luminosa y un labial nude con acabado satinado, que aportaban naturalidad y equilibrio al conjunto. El resultado fue un estilismo redondo, elegante y perfectamente adaptado al tono festivo de la gala, que reafirma su capacidad para moverse con soltura entre generaciones y estilos.
Una lección de estilo intergeneracional
En una noche dedicada a los creadores de contenido más influyentes del país, Carmen Lomana volvió a demostrar que la elegancia clásica también triunfa en la era de la viralidad. Su apuesta por un look negro con detalles de pelo, botas altas y broche joya no solo destacó entre el resto, sino que reivindicó el poder del estilo bien construido, sin necesidad de artificios ni estridencias.
Su aparición fue una lección de cómo adaptar las tendencias a la propia identidad, y un recordatorio de que la moda, cuando se entiende como expresión personal, no tiene edad.
