Aitana recuerda su primer beso con un monitor de 21 años

La cantante catalana sorprendió al compartir una anécdota íntima de su adolescencia durante una entrevista, revelando cómo vivió aquel momento que marcó su despertar sentimental. En plena promoción de su último proyecto musical, Aitana Ocaña se permitió un paréntesis personal y habló de su primer beso, un recuerdo que hasta ahora había mantenido en privado. […]

La cantante catalana sorprendió al compartir una anécdota íntima de su adolescencia durante una entrevista, revelando cómo vivió aquel momento que marcó su despertar sentimental.

Aitana. © GTRES

En plena promoción de su último proyecto musical, Aitana Ocaña se permitió un paréntesis personal y habló de su primer beso, un recuerdo que hasta ahora había mantenido en privado. La artista relató que ocurrió cuando tenía apenas 13 años, durante unas colonias escolares, y que el protagonista fue un monitor de 21 años.

Una confesión espontánea

Aitana explicó que aquel beso fue inesperado y que, en su momento, lo vivió con la ingenuidad propia de la adolescencia: “Yo estaba en unas colonias y me gustaba un monitor. Tenía 21 años y yo 13. Fue mi primer beso, y claro, ahora lo pienso y digo: madre mía”, confesó entre risas. La cantante añadió que, aunque en aquel momento lo vivió con ilusión, con el paso del tiempo ha tomado conciencia de la diferencia de edad y de lo peculiar de la situación.

Entre la inocencia y la reflexión

El relato de Aitana generó sorpresa entre sus seguidores, que destacaron la naturalidad con la que la artista compartió un recuerdo tan personal. La cantante quiso subrayar que se trató de una experiencia que forma parte de su adolescencia y que hoy recuerda con distancia y madurez.

Una artista cercana

Aitana, que se ha consolidado como una de las voces más influyentes del pop español, demuestra con este tipo de confesiones su cercanía y espontaneidad. Su capacidad para compartir episodios íntimos conecta con un público joven que se identifica con sus vivencias y emociones.

La confesión sobre su primer beso con un monitor de 21 años muestra a Aitana en una faceta más personal y humana, lejos de los focos y los escenarios. Un recuerdo adolescente que, contado con humor y reflexión, añade un matiz de autenticidad a la imagen de una artista que sigue creciendo y evolucionando tanto en lo profesional como en lo personal.