El pasado fin de semana, Sevilla fue escenario de una celebración muy especial para la familia Rivera Montes. El torero Francisco Rivera Ordóñez y su esposa, la diseñadora Lourdes Montes, bautizaron a su hijo pequeño, Nicolás, en una ceremonia íntima y emotiva que reunió a numerosos familiares y amigos cercanos.

Una ceremonia tradicional
El bautizo tuvo lugar en la Iglesia sevillana de Santa Ana, un templo emblemático para los sevillanos y muy ligado a la familia Rivera. Allí también fueron bautizados los hermanos mayores de Nicolás, Carmen y Curro, siguiendo la tradición familiar. Nicolás, nacido en 2019, recibió el sacramento acompañado de sus padres y de su hermana mayor, Carmen, que también fue protagonista de la jornada.
Familia y amigos presentes
Entre los asistentes se encontraban miembros destacados de la familia Rivera, así como amigos íntimos de la pareja. La cita se convirtió en un punto de encuentro para allegados que quisieron compartir con ellos un día tan significativo. La presencia de la madre de Francisco, Carmen Ordóñez, estuvo muy presente en el recuerdo, reforzando el vínculo emocional de la familia con sus raíces.

Los padrinos del pequeño Nicolás fueron dos personas muy significativas para la pareja: el empresario José Luis López “El Turronero”, gran amigo de la familia y habitual en actos sociales de relevancia, y Paloma Rojas-Marcos, amiga íntima de Lourdes Montes. La elección de ambos refleja el círculo cercano y de confianza que rodea a Francisco Rivera y Lourdes, quienes quisieron que el bautizo tuviera un marcado carácter personal y familiar.
“El Turronero”, conocido por su faceta empresarial y por su presencia en numerosos eventos solidarios y sociales, mantiene una estrecha relación con los Rivera, lo que convierte su papel como padrino en un gesto de cariño y compromiso. Por su parte, Paloma Rojas-Marcos, muy vinculada a Lourdes desde hace años, representa la amistad y el apoyo constante en la vida de la diseñadora sevillana.

Lourdes Montes: terciopelo burdeos y elegancia atemporal
La diseñadora sevillana lució un traje de terciopelo en tono burdeos, compuesto por una chaqueta cruzada de doble botonadura y pantalón de pierna ancha, que aportaba estructura y fluidez al conjunto. El tejido, de acabado ligeramente brillante, realzaba la riqueza del color y aportaba profundidad al look. El conjunto transmitía una mezcla de fuerza, feminidad y sobriedad, muy en línea con su estilo personal y con el carácter íntimo del evento. Combinó el conjunto con zapatos oscuros, discretos y funcionales.
Francisco Rivera: clasicismo en gris
El torero optó por un traje gris medio, de corte clásico, acompañado de camisa blanca y corbata gris claro, en una combinación tonal que aportaba armonía y sobriedad. Los zapatos negros de piel completaban el conjunto, reforzando el aire formal. El look de Rivera reflejaba una elegancia tradicional, sin estridencias, ideal para una ceremonia religiosa y familiar. La pareja posó sonriente, mostrando complicidad y serenidad en un día cargado de simbolismo.

El torero se mostró emocionado y agradecido por el apoyo recibido. Conocido por mantener una relación muy estrecha con Sevilla y con sus tradiciones, Rivera quiso subrayar la importancia de compartir este momento con sus seres queridos. Un día para la unión familiar
Tras la ceremonia religiosa, los invitados disfrutaron de un almuerzo en un espacio reservado, donde reinó el ambiente festivo y la complicidad entre los presentes. La celebración fue sencilla pero cargada de simbolismo, reflejando la importancia que la pareja concede a la familia y a las tradiciones. El bautizo de Nicolás Rivera Montes se convirtió en una jornada de afecto, tradición y unión familiar, en la que Francisco Rivera y Lourdes Montes reafirmaron su vínculo con Sevilla y con sus raíces. Rodeados de amigos y familiares, la pareja celebró con emoción y discreción un acontecimiento que quedará marcado en la memoria de todos los asistentes.

