La cantante, actriz y modelo Paris Jackson, hija del legendario Michael Jackson, ha compartido en sus redes sociales una impactante confesión sobre las secuelas físicas que le ha dejado su pasado con las drogas. En un vídeo publicado en TikTok, la artista de 27 años mostró cómo el consumo de sustancias le provocó una perforación en el tabique nasal, una lesión que arrastra desde los 20 años y que, según sus propias palabras, ha afectado profundamente su vida personal y profesional.

“Tengo un silbido muy fuerte al respirar”
En el vídeo, Paris utiliza la linterna de su móvil para iluminar el interior de su nariz y mostrar el orificio que atraviesa su tabique. “Tengo un silbido muy fuerte cuando respiro por la nariz. Me pasa porque tengo lo que se llama un tabique perforado, algo diferente de una desviación del tabique”, explica. Con tono irónico, añade que podría pasarse un espagueti de un lado a otro, pero enseguida lanza un mensaje claro: “Es por lo que vosotros creéis que es. No consumáis drogas, chicos”.
Seis años sobria y sin cirugía
Jackson, que lleva casi seis años sobria, ha decidido no someterse a una cirugía reconstructiva para reparar el daño, ya que el procedimiento implicaría tomar medicación postoperatoria, algo que podría poner en riesgo su recuperación. “No quiero meterme en eso. Llevo mucho tiempo limpia y no quiero arriesgarme”, afirma. También reconoce que la lesión le ha dificultado grabar en estudio, ya que el silbido interfiere con sus sesiones vocales.
Un mensaje de prevención y esperanza
Aunque Paris insiste en que no pretende decirle a nadie cómo vivir su vida, su testimonio tiene un claro tono preventivo. “No lo recomiendo porque arruinaron mi vida”, sentencia. Su historia se suma a otras intervenciones públicas en las que ha hablado abiertamente sobre su lucha contra las adicciones, la salud mental y la presión mediática que ha soportado desde niña. En enero de este año, celebró cinco años de sobriedad con un emotivo mensaje en el que agradecía haber recuperado su vida y su capacidad de disfrutar de lo cotidiano.
Con este testimonio, Paris Jackson pone rostro a las secuelas reales que puede dejar el consumo de drogas y reafirma su compromiso con la salud mental y la recuperación. Su forma de compartirlo —sin dramatismos, pero con una honestidad desarmante— conecta especialmente con quienes atraviesan procesos similares y buscan referentes que hablen claro. Lejos de buscar compasión, su mensaje se convierte en una advertencia lúcida y en una invitación a cuidarse, a pedir ayuda y a no romantizar lo que puede destruir.