El 3 de octubre de 2025, Luxemburgo vivirá un momento histórico con el cambio de reinado entre el gran duque Enrique y su hijo, el príncipe heredero Guillermo, quien asume oficialmente el título de Gran Duque de Luxemburgo. La transición, cuidadosamente planificada desde octubre de 2024, marca el inicio de una nueva etapa institucional en uno de los estados más antiguos y estables de Europa.

La ceremonia de abdicación, que se celebrará en el Palacio Gran Ducal de Luxemburgo, será sobria y solemne, con la presencia de autoridades nacionales, representantes de casas reales europeas y miembros del gobierno luxemburgués. El gran duque Enrique, que ha reinado desde 2000, cede el trono tras 25 años de servicio, en un gesto que refuerza la continuidad dinástica y el compromiso con la modernización de la monarquía. Acto seguido, Guillermo de Luxemburgo prestará juramento como nuevo Gran Duque ante la Cámara de Diputados, en una sesión solemne que marcará el inicio formal de su reinado.
Al mediodía, la familia Gran Ducal ofrecerá el tradicional saludo desde el balcón del palacio, en presencia de ciudadanos y autoridades y más tarde, los nuevos Grandes Duques participarán en un encuentro público en la plaza Guillermo II, seguido de una recepción oficial con representantes institucionales y diplomáticos.
El cierre de esta jornada histórica llegará al caer la tarde, con una cena de gala en el Palacio Gran Ducal, la primera que Guillermo presidirá como jefe del Estado, acompañado por su esposa Estefanía y por invitados nacionales e internacionales. El evento pondrá el broche de oro a una transición monárquica marcada por la continuidad, la sobriedad y el simbolismo dinástico.
Una fecha simbólica

La fecha elegida para el relevo en el trono luxemburgués posee un fuerte simbolismo histórico: fue un 7 de octubre de 2000 cuando el gran duque Jean abdicó en favor de su hijo, Enrique, iniciando una nueva etapa en la monarquía del Gran Ducado. Ahora, veinticinco años después, se prepara un fin de semana de celebraciones que se extenderá durante tres días, con actos institucionales y culturales que, aunque significativos, se prevé que mantengan un tono discreto y sobrio, acorde con el estilo de la casa reinante.
Guillermo, de 43 años, asume el cargo acompañado por su esposa, Estefanía de Luxemburgo, quien se convierte en Gran Duquesa consorte, sustituyendo a María Teresa Mestre (nacida en Cuba y gran duquesa consorte desde el año 2000). La pareja, que ha reforzado su perfil institucional en los últimos años, representa una generación preparada para afrontar los desafíos contemporáneos desde una monarquía parlamentaria que combina tradición y cercanía ciudadana.

Como parte de los actos conmemorativos, se han difundido retratos oficiales realizados por el artista Jacques Schneider, que rompen con la estética clásica y apuestan por una representación más simbólica y contemporánea. En ellos, Guillermo y Stéphanie aparecen en actitud serena, con elementos visuales que evocan los colores nacionales y una estética inspirada en el arte pop. Además, desde la Cour Grand-Ducale se han publicado imágenes más formales, en las que Stéphanie luce joyas heredadas del joyero gran ducal, reforzando el vínculo con la historia de la familia.
El cambio de reinado ha sido recibido con respeto y entusiasmo por la ciudadanía luxemburguesa, que valora la estabilidad institucional y el papel moderador de la monarquía en el sistema político del país. Guillermo, formado en ciencias políticas y con experiencia en representación internacional, ha expresado su voluntad de mantener el legado de su padre y de acercar la institución a las nuevas generaciones.
