La actriz estadounidense Jennifer Lawrence se convirtió en la gran protagonista de la 73ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián al recibir el prestigioso Premio Donostia, que reconoce su trayectoria profesional y su impacto en el cine contemporáneo. Con tan solo 35 años, Lawrence se convierte en la persona más joven en recibir este galardón, que en ediciones anteriores ha distinguido a figuras como Meryl Streep, Pedro Almodóvar y Lauren Bacall.
La entrega del premio tuvo lugar en el Auditorio Kursaal, donde el director español Juan Antonio Bayona, presidente del jurado oficial del certamen, fue el encargado de entregarle la estatuilla. Bayona elogió su “versatilidad prodigiosa” y su capacidad para “dirigir la mirada del espectador con naturalidad y carisma”.
Durante su discurso, Lawrence se mostró emocionada y agradecida: “Cuando pienso en los artistas que han recibido este honor antes que yo, me siento verdaderamente afortunada y fascinada. Es increíblemente especial”. También destacó el valor del festival como espacio para contar historias que conectan emocionalmente a las personas: “Este es un lugar donde la gente ama el cine, el arte y el alma de las películas”.
La gala estuvo acompañada por la proyección de su última película, Die My Love, dirigida por Lynne Ramsay y coproducida por Martin Scorsese. Basada en la novela Mátate, amor de la escritora argentina Ariana Harwicz, la cinta aborda la maternidad desde una perspectiva cruda y emocional. Lawrence, madre de dos hijos, confesó que el personaje le impactó profundamente: “Después de dar a luz a mi segundo hijo, viví un posparto difícil. Ver la película ahora me hace sentir que realmente lo clavó”.
Además de su talento interpretativo, Lawrence sorprendió en la alfombra roja con un look transgresor firmado por Phoebe Philo, combinando un vestido caqui minimalista con tacones negros y calcetines tobilleros, rompiendo con los códigos clásicos del evento.
