La actriz Claudia Cardinale, considerada una de las grandes leyendas del cine europeo, ha fallecido este martes a los 87 años en la localidad francesa de Nemours, al sur de París, según ha confirmado su agente Laurent Savry a la agencia AFP.

Nacida en Túnez el 15 de abril de 1938, de familia siciliana, Cardinale se convirtió en un icono del cine italiano durante las décadas de 1960 y 1970, trabajando con directores de la talla de Federico Fellini, Luchino Visconti, Sergio Leone, Henri Verneuil y Richard Brooks. Su carrera despegó tras ganar un concurso de belleza en Túnez en 1957, lo que la llevó al Festival de Venecia y posteriormente al estrellato internacional.
Entre sus películas más emblemáticas destacan El Gatopardo (1963), Ocho y medio (1963), Hasta que llegó su hora (1968) y La Pantera Rosa (1963), donde compartió pantalla con figuras como Burt Lancaster, Alain Delon, Marcello Mastroianni, Henry Fonda y Peter Sellers. Debutó en el cine en 1958 con la película Goha, dirigida por Jacques Baratier, donde compartió pantalla con Omar Sharif. Ese mismo año participó también en la comedia italiana I soliti ignoti (Rufufú), de Mario Monicelli, que le otorgó reconocimiento internacional y consolidó su entrada en el cine europeo.
A lo largo de su trayectoria, participó en más de 150 producciones cinematográficas, consolidándose como una figura clave del cine europeo y una musa para generaciones de cineastas. Su particular voz ronca, inicialmente doblada en sus primeras películas, fue finalmente respetada por Fellini, quien decidió mantenerla en sus trabajos.
Más allá de su carrera artística, Cardinale fue reconocida por su compromiso con causas sociales y por su valentía personal. A los 17 años, fue víctima de una violación en Túnez, de la que nació su hijo Patrizio, a quien decidió criar en secreto. Posteriormente, fue adoptado por el productor Franco Cristaldi, con quien estuvo casada entre 1966 y 1975.
La actriz residía en Francia desde hace años y se mantuvo activa en el cine hasta sus últimos días. Su fallecimiento ha generado numerosas reacciones en el mundo cultural. El alcalde de Cannes, David Lisnard, expresó: “Su talento sólo era comparable a su ardiente belleza. Su carrera fue en sí misma una obra maestra. Claudia Cardinale deja una huella indeleble en la historia del cine y, por lo tanto, en la de Cannes”.
Con su partida, se cierra un capítulo fundamental en la historia del séptimo arte. Claudia Cardinale deja un legado de belleza, carácter y libertad que seguirá inspirando a generaciones futuras.