El Palacio de La Zarzuela volvió a convertirse este miércoles en escenario de diplomacia de alto nivel con la visita oficial del rey Abdalá II de Jordania, quien fue recibido por el rey Felipe VI en un ambiente de cordialidad y cooperación. Aunque la reunión fue discreta, como suele ser habitual en estos casos, el contenido abordado deja claro que las relaciones entre ambos países atraviesan un buen momento y se encaminan a ser aún más estrechas.
La cita, que tuvo lugar por la mañana, contó con la participación de importantes figuras políticas y diplomáticas de ambos países. Por parte del Reino Hachemita, acompañaron al monarca jordano el viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores y Expatriados, Ayman Safadi, y su esposa Raghad Al Saqqa, que además ostenta el cargo de embajadora de Jordania en España. Por el lado español, estuvieron presentes el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, el embajador en Jordania, Miguel María de Lucas, y Carmen Castiella, consejera diplomática del rey Felipe VI.

Durante el encuentro, ambos monarcas repasaron cuestiones clave tanto bilaterales como regionales. Uno de los temas centrales fue la situación en Oriente Medio, una región marcada por tensiones constantes, pero también por iniciativas de diálogo en las que Jordania juega un papel fundamental. Felipe VI quiso destacar precisamente eso: la labor de Abdalá II como actor moderador y defensor de la estabilidad regional.
No es la primera vez que España subraya su afinidad con la postura jordana respecto a los conflictos en la región, especialmente en lo que se refiere al proceso de paz entre Israel y Palestina. De hecho, ambos países coinciden en apoyar la solución de los dos Estados como único camino posible hacia una paz duradera y justa.
Otro asunto que se puso sobre la mesa fue la cooperación en la lucha contra el terrorismo. Abdalá II lleva años promoviendo el llamado Proceso de Áqaba, una serie de encuentros internacionales destinados a mejorar la coordinación en la lucha contra el extremismo violento. España ha respaldado activamente esta iniciativa, y en la reunión se habló de mantener esa línea de colaboración, que ha demostrado ser efectiva y necesaria.

Además, se retomaron las conversaciones sobre un posible tratado de extradición entre ambos países, un asunto que lleva tiempo gestándose y que ahora parece más cerca de concretarse. Este tipo de acuerdos, aunque no suenen tan llamativos como otros, son fundamentales para la cooperación judicial y policial.
Una vez finalizada la reunión, Felipe VI acompañó a su invitado hasta la salida del palacio, en un gesto que refleja el respeto mutuo y la cercanía entre ambos jefes de Estado. Aunque el encuentro fue breve, el tono fue distendido y amistoso, dejando claro que ambos países comparten algo más que intereses estratégicos: una visión común sobre muchos temas clave del panorama internacional.
Con esta visita, se refuerza una relación que, aunque no siempre aparece en los titulares, tiene una base sólida construida a lo largo de los años. Jordania y España no solo comparten intereses políticos, sino también valores como la moderación, la diplomacia y el respeto por la legalidad internacional. Y encuentros como este son una buena muestra de que esas afinidades siguen vivas.