El regreso de Xabi Alonso a la que fue su casa como jugador no ha estado exento de emoción, pero tampoco de firmeza. En su presentación como nuevo entrenador del Real Madrid, el técnico tolosarra ofreció un discurso sin notas ni artificios, cargado de intención y perfectamente medido. Habló de fútbol, de legado, de emociones y de futuro. Su objetivo es claro: que el equipo blanco no solo gane, sino que enamore.
Frente a los medios de comunicación, y acompañado por el presidente Florentino Pérez, Alonso mostró desde el primer momento su compromiso con la esencia del club. Agradeció la confianza depositada en él y tuvo palabras afectuosas para su familia y para Carlo Ancelotti, al que calificó como una figura determinante en su formación como técnico. “Sin su maestría, probablemente no estaría aquí”, declaró. Ese reconocimiento al pasado fue la antesala de un discurso orientado hacia el porvenir.
Alonso, que llega tras un exitoso paso por el Bayer Leverkusen, subrayó que su ambición va más allá de los resultados: quiere que el Real Madrid vuelva a ser un equipo que emocione a su afición. “Queremos que la gente diga: este es el equipo que me gusta. Que vayan al estadio a disfrutar”, afirmó. Una declaración que recuerda a épocas donde el estilo y el carácter eran inseparables del éxito.
El nuevo técnico mostró también una conexión íntima con la identidad del club. Habló de “renacer” al volver a pisar Valdebebas y reconoció que, pese a los años fuera, nunca perdió el vínculo con el madridismo. En un gesto simbólico que no pasó desapercibido, posó para la foto oficial mostrando el escudo con las 15 Champions del club, como quien asume la dimensión del reto que se le presenta.
El contexto deportivo es favorable. Alonso hereda un equipo campeón de Europa, con jóvenes figuras asentadas y un vestuario lleno de talento y experiencia. Él mismo lo destacó: “Tenemos un gran equipo, unos jugadores fantásticos”. Pero también dejó entrever que su plan no es continuar sin más lo ya logrado, sino iniciar una nueva etapa con identidad propia.
En sus palabras no hubo promesas vacías ni grandilocuencias. Xabi Alonso construyó su mensaje sobre la convicción, el respeto por la historia del club y una ambición medida. Sabe que los títulos son el objetivo, pero también que el camino para conseguirlos puede ser brillante y atractivo.
Con esta presentación, el excentrocampista del Madrid y de la selección española inaugura una etapa en la que buscará conjugar el rigor táctico con la inspiración que caracterizó su juego. Su reto es mayúsculo, pero su discurso ha dejado claro que está preparado. “Tenemos el convencimiento de que podemos hacer cosas bonitas”, concluyó. El madridismo, de momento, ya ha encendido su ilusión.
