La tranquilidad de uno de los barrios más exclusivos de Los Ángeles se vio alterada este lunes por un suceso inusual. Un vehículo colisionó de forma abrupta contra la entrada de la mansión de Jennifer Aniston, situada en la lujosa zona de Bel Air. La policía acudió de inmediato al lugar y detuvo al conductor, identificado como Jimmy Wayne Carwyle, un hombre de 70 años que ya había sido vinculado anteriormente con comportamientos obsesivos hacia la actriz.
Carwyle no era un desconocido para Aniston. Según han confirmado fuentes judiciales y medios como TMZ y Los Angeles Times, llevaba aproximadamente dos años enviándole mensajes insistentes y subidos de tono. En ellos, no solo expresaba sentimientos románticos no correspondidos, sino que llegaba a referirse a la actriz como su «esposa», un lenguaje que ha hecho saltar las alarmas por el nivel de obsesión.

El pasado jueves, tres días después del incidente, Carwyle fue presentado ante un juez en el tribunal de Los Ángeles. Su aparición sorprendió a todos: acudió con poca ropa, lo que llevó al magistrado a ordenar una evaluación psiquiátrica para determinar si se encuentra en condiciones de afrontar un proceso judicial con las debidas garantías. Esta actitud ha reforzado la preocupación sobre su estado mental y su peligrosidad potencial.
Ante la gravedad de los hechos, se dictó una orden de alejamiento que prohíbe cualquier tipo de contacto entre el acusado y Jennifer Aniston. Esta medida busca proteger a la actriz, que no ha hecho declaraciones públicas al respecto, aunque fuentes cercanas aseguran que se encuentra conmocionada por lo ocurrido, especialmente por la proximidad física del agresor a su domicilio.
El fiscal del caso ha solicitado una fianza de 150.000 dólares para mantener a Carwyle bajo custodia mientras se continúa evaluando su situación. Además, se estudia la posibilidad de añadir un agravante por amenaza de daño corporal leve. De prosperar esta acusación, el hombre podría enfrentarse a una condena de hasta tres años de prisión, un desenlace que dependerá del resultado de los exámenes psicológicos.
Este incidente vuelve a poner sobre la mesa la vulnerabilidad de las figuras públicas ante comportamientos obsesivos. Aunque viven rodeadas de seguridad, el acceso a su vida personal a través de las redes y los medios de comunicación puede incentivar casos de acoso como este. No es la primera vez que Jennifer Aniston se enfrenta a un episodio así, y lamentablemente, no es la única celebridad en esta situación.
Durante su comparecencia judicial, Carwyle no pronunció palabra. Su mutismo, sumado a su extraña forma de presentarse ante el juez, ha reforzado la tesis de que podría no estar en pleno uso de sus facultades mentales. Los expertos que lo evaluarán en los próximos días tendrán la última palabra sobre su imputabilidad y su destino legal.