Por primera vez en su historia, el Real Betis jugará unas semifinales europeas. El equipo de Manuel Pellegrini firmó un empate trabajado (1-1) en su visita al Jagiellonia polaco y supo gestionar con oficio el 2-0 cosechado en el partido de ida. Sin alardes, pero con eficacia, el conjunto verdiblanco certificó su billete para enfrentarse a la Fiorentina en la penúltima ronda de la Conference League.
La historia verdiblanca en Europa había tenido sus puntos álgidos, pero también muchas frustraciones. Las semifinales se le habían escapado en dos ocasiones anteriores, ambas en la extinta Recopa, primero ante el Dinamo de Moscú en 1978 y más tarde frente al Chelsea en 1998. Esta vez, sin embargo, el Betis supo cerrar el camino con madurez, sin ceder a la presión de un estadio polaco que animó sin descanso.

El técnico chileno no quiso confiarse con la ventaja lograda en el Benito Villamarín y apostó por un once con mezcla de experiencia y juventud. Bakambu volvió a ser titular como referente ofensivo, flanqueado por Antony y Jesús Rodríguez en las bandas, mientras que Bartra y Natan formaron una zaga que, pese a una nueva lesión —la del suizo Ricardo Rodríguez—, respondió a la exigencia del choque.
El Jagiellonia arrancó con ímpetu y generó cierto peligro con un cabezazo de Kubicki y un balón cruzado que rozó el área pequeña sin rematador. Pero el Betis no tardó en equilibrar el ritmo del partido. Antony fue el primero en responder con una acción rápida, y poco a poco los visitantes comenzaron a controlar la posesión, cerrando líneas y apostando por la seguridad.
Antes del descanso, el conjunto polaco llegó a celebrar un tanto que posteriormente fue invalidado por fuera de juego. Fue un toque de atención para los de Pellegrini, que volvieron del vestuario con mayor concentración. El Betis, sin dominar del todo, se sintió cómodo neutralizando los ataques rivales y manteniendo el marcador que le beneficiaba.

Una vez más, Cedric Bakambu fue protagonista. En una jugada rápida, el delantero firmó su séptimo gol en la competición y dejó la eliminatoria prácticamente sellada. Su olfato goleador ha sido determinante para que el Betis haya llegado tan lejos. Solo unos minutos después, el Jagiellonia reaccionó con un gol de Churlinov, pero ya era demasiado tarde para cambiar el guion.
Pellegrini recurrió a la experiencia para cerrar el partido: Isco Alarcón y Abde saltaron al campo para mantener la posesión y evitar cualquier sobresalto final. Incluso hubo espacio para una última jugada polémica: un penalti señalado sobre Rubial que fue posteriormente anulado por el VAR. A pesar de ello, el Betis no sufrió en exceso.

El premio a su buen hacer será enfrentarse a la Fiorentina, otro equipo con cuentas pendientes en el fútbol continental. Los italianos eliminaron con dificultad al Celje, y el cruce se presenta como una oportunidad histórica para los verdiblancos de alcanzar una final europea por primera vez.
Lo que comenzó como una campaña europea modesta se ha transformado en un hito sin precedentes para el club sevillano. A base de convicción, disciplina táctica y pegada en momentos clave, el Betis ha ido superando obstáculos hasta colarse entre los cuatro mejores.
Con Pellegrini al mando y una plantilla que mezcla juventud y veteranía, el Betis ha encendido una chispa de esperanza en su afición. El sueño continúa y, aunque el reto es enorme, el equipo ya ha demostrado que sabe hacer historia. Ahora, en semifinales, todo puede pasar.