El Sevilla cesa de forma fulminante a García Pimienta y recurre a Joaquín Caparrós

El Sevilla FC ha decidido dar un volantazo radical en pleno Domingo de Ramos. En una jornada marcada por la urgencia y la tensión, el consejo de administración del club nervionense ha puesto fin a la breve etapa de Xavier García Pimienta como entrenador del primer equipo. La dirección del club ha optado por volver […]

El Sevilla FC ha decidido dar un volantazo radical en pleno Domingo de Ramos. En una jornada marcada por la urgencia y la tensión, el consejo de administración del club nervionense ha puesto fin a la breve etapa de Xavier García Pimienta como entrenador del primer equipo. La dirección del club ha optado por volver a una figura conocida, confiando nuevamente en Joaquín Caparrós, veterano del banquillo y símbolo del sevillismo más resistente.

La derrota en Valencia ha sido el detonante final. El equipo acumula cuatro tropiezos consecutivos en Liga, una dinámica peligrosa que ha acercado la zona de descenso a tan solo siete puntos. Ante este panorama, el consejo se reunió de urgencia esta mañana y, pese a las posturas divididas, acordó cesar al técnico catalán. Paradójicamente, hasta el día anterior la intención era darle un último voto de confianza y mantenerlo hasta el choque ante el Alavés. Pero el clima de tensión creciente y la falta de sintonía entre entrenador y vestuario han precipitado una decisión que, si bien no sorprende, sí evidencia el caos interno.

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Joaquín Caparrós, que ya ha dirigido al club en varias etapas —y que en los últimos años había ocupado funciones más institucionales— regresa con la difícil misión de estabilizar un proyecto que ha perdido el rumbo. Será el sexto técnico que se sienta en el banquillo del Sánchez-Pizjuán en poco más de dos años. Un dato revelador que habla del desorden que ha reinado desde la salida de Julen Lopetegui.

Los números de García Pimienta no han acompañado. Con 31 partidos al frente, deja un balance pobre: 9 victorias, 9 empates y 13 derrotas. Es, estadísticamente, el entrenador con peor porcentaje de triunfos en la historia reciente del club con un mínimo de treinta encuentros dirigidos. A pesar de la apuesta inicial que se hizo por él en septiembre, renovándolo hasta 2027, su estilo no cuajó en Nervión y, lo que es peor, acabó erosionando su relación con el vestuario.

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Las señales de ruptura interna se habían hecho cada vez más evidentes. Jugadores clave como Saúl habían desaparecido de las alineaciones, relegados al mismo ostracismo que nombres como Marcao o Suso. Mientras tanto, figuras emergentes como Badé —quien incluso portó el brazalete de capitán ante el Atlético—, Nyland o Lukébakio fueron ganando protagonismo, reflejo de una plantilla cada vez más desconectada del discurso del técnico. Las duras declaraciones de Carmona, admitiendo que “no había plan B en el derbi”, fueron una de las últimas grietas que terminaron de hundir el proyecto.

Caparrós no llega como un salvador mesiánico, pero sí como un hombre que conoce como pocos los códigos del club y su entorno. Su llegada puede devolver algo de orden y orgullo a un vestuario que parecía a la deriva. Ahora, con la amenaza del descenso acechando, su reto será lograr una reacción inmediata para salvar una temporada que, por momentos, parece haber perdido todo el sentido.