
El 47º Festival Internacional del Circo de Montecarlo, uno de los eventos circenses más prestigiosos del mundo, arrancó el pasado 17 de enero con la inauguración oficial a cargo de la Princesa Estefanía de Mónaco. Rodeada de funambulistas, acróbatas, payasos y magos, la Princesa, que está al frente de esta celebración desde hace años, continúa el legado de su padre, el príncipe Rainiero III, quien fundó el certamen en 1974 con la intención de apoyar a los artistas y familias circenses.
A punto de cumplir 60 años, Estefanía se muestra más volcada que nunca en el circo, una pasión heredada y que disfruta como si fuera una niña. La Princesa este año ha estado acompañada por su familia, que también disfruta de esta ya tradición de la casa real junto al mundo del circo. Este año, el festival se ha presentado con una propuesta renovada, con la participación de jóvenes talentos que se dieron cita en la 12ª edición de New Generation, un concurso que busca impulsar las nuevas generaciones de artistas.

El festival, celebrado bajo la icónica carpa de Fontvieille, ha sido escenario de impresionantes actos que, según los organizadores, superarán los límites de lo posible. Funambulistas, acróbatas y payasos y hasta un elefante, son algunos de los integrantes de este espectáculo multitudinario que es una de las grandes citas del país del año. En paralelo a las presentaciones, se lleva a cabo una competición en la que se premian las mejores actuaciones, bajo la atenta mirada de un jurado que emite su veredicto en la gran gala final, programada para el 21 de enero.
Estefanía de Mónaco no solo desempeña un papel como presidenta activa del festival, sino que es también la presidenta honoraria de la Fundación Mundial de Circo. Su dedicación a este arte, junto con el apoyo de su familia, asegura que el Festival de Circo de Montecarlo siga siendo un referente internacional que combina tradición y modernidad, reflejando la esencia cultural del Principado.