De Victoria Federica a Rocío Osorno o Meri Lozano… los looks más espectaculares de la alfombra roja de los Premios Women of the Year 2025

Una de las grandes protagonistas de la noche fue Victoria Federica, que acaparó todas las miradas con un total look negro de inspiración barroca. La hija de la infanta Elena volvió a demostrar que su estilo evoluciona hacia una estética más sofisticada y arriesgada, consolidándose como uno de los rostros más comentados en el panorama social y de moda.

El conjunto estaba formado por un top de plumas con volumen y detalles cut out, una pieza que aportaba dramatismo y modernidad, y que contrastaba con la falda larga satinada de corte sirena, ajustada en la cadera y con caída elegante hasta el suelo. La elección del negro total reforzaba la teatralidad del look, evocando referencias barrocas y un aire de poder que encajaba con el espíritu de la gala.

El estilismo se completó con un recogido pulido, que dejaba el rostro despejado y acentuaba la fuerza del maquillaje: ojos marcados con sombras intensas y labios definidos, en una apuesta que transmitía seguridad y carácter. La combinación de belleza y vestuario proyectaba una imagen de empoderamiento femenino, muy en línea con el mensaje de los premios.

La aparición de Victoria Federica en esta alfombra roja confirma una evolución estilística cada vez más definida. Si en sus primeras apariciones públicas se inclinaba por looks más juveniles y desenfadados, ahora apuesta por piezas de alta moda con un discurso visual más maduro y sofisticado.

Por su parte, la actriz estadounidense Emma Roberts, sobrina de Julia Roberts, sorprendió con un estilismo que generó opiniones divididas entre críticos y seguidores. La intérprete apostó por un diseño en tonos crema y dorado, con un cuerpo de encaje transparente que dejaba ver un sujetador satinado amarillo, aportando un toque atrevido y poco convencional. La parte inferior del conjunto estaba formada por una falda larga con plumas laterales y tableado diagonal, un recurso que añadía volumen y movimiento, alejándose de las siluetas más clásicas que suelen dominar en este tipo de galas.

El detalle más comentado fue su melena pelirroja suelta, que contrastaba con la paleta cálida del vestido y reforzaba la sensación de ruptura con el glamour hollywoodiense tradicional. El resultado fue un look que buscaba marcar diferencia y proyectar personalidad, aunque no todos lo interpretaron como un acierto. Mientras algunos valoraron la audacia y el guiño a la moda experimental, otros consideraron que el conjunto carecía de armonía y se alejaba de la elegancia esperada en una alfombra roja de alto perfil.

La gala también contó con la presencia de Simone Biles, reconocida como Icono del Año, un título que subraya tanto su trayectoria deportiva como su influencia social. La gimnasta estadounidense apareció en la alfombra roja con un vestido blanco cuajado de brillos, de corte recto y escote halter, una elección que realzaba su figura atlética y transmitía una imagen de fuerza y elegancia. El diseño, minimalista en su silueta pero impactante en los detalles, jugaba con la luz de los flashes y convertía cada movimiento en un destello, reforzando la idea de que Biles es una estrella dentro y fuera del tapiz.

La actriz Mirela Balic apostó por un estilismo elegante y sofisticado con un diseño de Giorgio Armani y joyas de Tiffany and Co. Balic lució un vestido largo de tirantes finos en tono púrpura brillante, confeccionado en un tejido con acabado tornasolado que reflejaba la luz con cada movimiento. El diseño, de corte recto y silueta fluida, abrazaba su figura con discreción y dejaba los hombros al descubierto, aportando un aire de sensualidad contenida. El conjunto se completó con una melena suelta y pulida, que caía con naturalidad sobre la espalda, y un maquillaje de acabado luminoso, con énfasis en los ojos y labios en tonos nude. La elección del color, poco habitual en alfombras rojas, reforzaba su personalidad estilística y proyectaba una imagen de fuerza serena y sofisticación contemporánea. Balic demostró que el minimalismo bien ejecutado puede ser igual de impactante que los looks más teatrales, consolidando su presencia como referente de estilo en el panorama audiovisual español.

La cantante Bad Gyal, en plena gira internacional y consolidada como uno de los referentes del género urbano, se convirtió en una de las apariciones más comentadas de la alfombra roja de los Women of the Year 2025. La artista catalana apostó por un vestido fucsia vibrante de Blumarine, con un escote en V pronunciado que aportaba sensualidad y seguridad. El diseño, confeccionado en tejido fluido con caída y volantes laterales, incluía una doble cola larga que salía de los tirantes. El color, intenso y llamativo, reforzaba su imagen de artista atrevida y con personalidad propia, en sintonía con el estilo que la ha convertido en icono de moda y música.

Su melena platino, larga y lisa, enmarcaba el rostro con precisión, mientras que el maquillaje —centrado en ojos delineados y labios nude— equilibraba la intensidad del vestido. Como complementos, Bad Gyal eligió un collar joya de gran tamaño y varios anillos metálicos de Del Páramo Vintage, que reforzaban el aire urbano-glam que caracteriza su estilo. El resultado fue una aparición poderosa, que combinaba sensualidad, presencia escénica y una lectura contemporánea del lujo.

Meri Lozano llevó un vestido blanco de Claro Couture, de manga larga, cuello alto y silueta fluida, con un trabajo de encaje intrincado en el cuerpo, las mangas y la parte superior de la falda. El diseño, de inspiración romántica y ejecución artesanal, combinaba estructura y ligereza, proyectando una imagen de pureza escénica y refinamiento. El estilismo se completó con un maquillaje luminoso y peinado recogido pulido, realizados por Charls Díaz para Dior Beauty, que reforzaban la verticalidad del conjunto y dejaban todo el protagonismo al vestido. El acabado beauty, centrado en la mirada y la definición de los rasgos, aportaba equilibrio y sofisticación sin excesos. Meri Lozano se consolidó como una de las presencias más delicadas y elegantes de la noche, con un look que celebraba la moda como expresión de identidad, sensibilidad y respeto por la artesanía.

Álvaro de Luna apostó por un estilismo clásico y refinado que reafirma su presencia como figura masculina de referencia en eventos de moda y cultura. El cantante lució un esmoquin negro de corte tradicional, firmado por Emporio Armani, con camisa blanca impecable, pajarita negra y cummerbund, en una lectura sobria y atemporal del dress code de gala. El conjunto, seleccionado por la estilista Daniela Gtz Gzz, destacaba por su impecable confección y ajuste, proyectando una imagen de elegancia sin artificios. Como complemento destacado, Álvaro de Luna llevó un reloj de alta relojería de Jaeger-LeCoultre, pieza que aportaba un toque de distinción y sofisticación al conjunto. El estilismo se completó con zapatos de charol negro y un boutonnière discreto en la solapa, que añadía un guiño ceremonial sin romper la armonía del look.

Mónica Cruz sorprendió con un gesto de autenticidad y talento personal: lució un vestido diseñado y confeccionado por ella misma, una creación que marcó su debut como modista en alfombra roja. La actriz y bailarina apostó por un modelo negro asimétrico, con escote de un solo hombro, superposición de tul con lunares y una gran lazada en la cintura que aportaba estructura y teatralidad. El diseño incluía una apertura lateral pronunciada, que dejaba ver las piernas y añadía dinamismo al conjunto. La elección del negro, combinada con la textura del tul y el corte sofisticado, proyectaba una imagen de fuerza, sensualidad y elegancia escénica, muy en línea con su trayectoria artística. El look se completó con tacones altos, maquillaje definido y una actitud segura que reflejaba el orgullo de haber creado su propio vestido en tiempo récord —solo dos días, según compartió en Instagram—.

La influencer y empresaria Melyssa Pinto lució un traje negro de dos piezas firmado por Mansolutely, con escote profundo en V y corte estructurado. El pantalón recto y el blazer entallado creaban una silueta estilizada y segura, reforzada por la elección de sandalias metalizadas de tacón alto que aportaban brillo y verticalidad al conjunto.
El look se completó con un maquillaje definido y luminoso, realizado por Pau Selles para YSL Beauty, que destacaba los ojos con precisión y dejaba los labios en tonos neutros. El peinado, a cargo de L’Oréal Professionnel y las joyas minimalistas de Dinh Van Paris, incluyendo collares superpuestos y anillos delicados.

La influencer y diseñadora Carla Hinojosa presentó en primicia un vestido de su nueva colección junto a Teté by Odette, una pieza que reflejaba su evolución estética y su apuesta por la moda con identidad propia. El diseño, de silueta fluida y tono azul noche satinado, destacaba por su escote asimétrico, con una manga larga en un lado y el otro hombro al descubierto, creando un juego de volúmenes y líneas que aportaba elegancia y modernidad.
El look se completó con un clutch negro minimalista, sandalias de tacón fino y un trabajo de belleza impecable a cargo de Mariane Brera para Dior Beauty, con un maquillaje luminoso y sofisticado que realzaba sus facciones sin competir con el vestido.

La modelo Sandra Gago apostó por un vestido negro palabra de honor, con cuerpo de tul semitransparente y estructura tipo bustier, que realzaba la silueta con sutileza y precisión. La parte inferior, confeccionada en terciopelo liso, caía hasta el suelo con una línea recta y sobria, separada del cuerpo por una costura diagonal que aportaba dinamismo al diseño sin romper su armonía. El conjunto se completó con joyas de Rabat, entre ellas un collar corto de inspiración clásica y pendientes discretos, que añadían brillo sin competir con la sobriedad del vestido. Como complemento, Sandra Gago llevó un clutch negro de Yliana Yepez, de acabado brillante, que reforzaba el aire nocturno y refinado del estilismo.

María Pombo deslumbró con un estilismo elegante y cargado de simbolismo personal. La influencer lució un vestido largo negro de un solo hombro, con escote alto adornado por un collar estructural que aportaba brillo y sofisticación. El diseño, de silueta entallada y tejido fluido, incluía un drapeado lateral que se adaptaba con delicadeza a su figura, dejando entrever su embarazo con naturalidad y elegancia.
El conjunto se completó con un clutch negro de acabado brillante, sandalias de tacón fino y un maquillaje luminoso que destacaba sus facciones sin recargar. El peinado, suelto y pulido, enmarcaba el rostro con suavidad. La elección del vestido no solo proyectaba madurez estilística y serenidad, sino que también celebraba una etapa vital significativa, reafirmando su presencia como referente de estilo y autenticidad en el panorama social español.

Marta Pombo brilló con un estilismo elegante, sobrio y profundamente simbólico, en una noche que ella misma definió como “super especial”. La influencer lució un vestido en tono nude de Boss, de tirante grueso, con silueta fluida y corte entallado, que se adaptaba con delicadeza a su figura. El diseño incluía drapeados en el pecho y la cintura. El estilismo, coordinado por Ana Verdasco, se completó con stilettos negros de Lodi, un clutch minimalista de Yliana Yepez y joyas de Rabat.

Pelayo Díaz volvió a demostrar por qué es uno de los referentes más sólidos del estilo masculino en España. El diseñador y comunicador lució un total look de Dolce & Gabbana, compuesto por un traje negro de doble botonadura, con cinturón anudado a la cintura que aportaba un aire contemporáneo y estructurado al conjunto. El corte del traje, impecable y de inspiración sartorial, se alejaba del clasicismo rígido para abrazar una silueta más fluida y personal. Como complementos, Pelayo llevó un clutch negro minimalista, zapatos de charol y joyas de Tiffany & Co., que añadían un toque de lujo discreto y sofisticación urbana.

La diseñadora e influencer lució un conjunto de su firma Rocío Osorno Studio, compuesto por un top de encaje en tono crema con cuello alto y mangas largas, de hombros estructurados y delicados detalles bordados que aportaban textura y elegancia. La parte superior, de inspiración victoriana reinterpretada, se equilibraba con unos pantalones palazzo a juego, de cintura alta y caída amplia, que añadían modernidad y fluidez al conjunto.
El look se completó con un clutch negro de textura marcada, peinado pulido con raya al medio y melena lisa hacia atrás y un maquillaje de acabado natural, centrado en la luminosidad de la piel y la definición de la mirada. La elección de este estilismo reafirmaba a Rocío Osorno como creadora con visión propia y sensibilidad estética en el universo de la moda española.

Thibaut Courtois y Mishel Gerzig ofrecieron una imagen de pareja elegante, sofisticada y perfectamente coordinada, destacando por su presencia escénica y elección estilística de alto nivel.

Mishel Gerzig lució un vestido bicolor firmado por Eli Tala y Holy Dora, con cuerpo negro ajustado y detalles de cut-outs que aportaban sensualidad y estructura, combinado con una falda blanca satinada de gran caída, que añadía movimiento y dramatismo al conjunto. El estilismo se completó con un maquillaje luminoso, melena suelta y accesorios discretos que dejaban todo el protagonismo al diseño.

Thibaut Courtois apostó por un traje negro de Mansolutely, con camisa y pajarita a tono, en una lectura clásica y sobria del vestir masculino de gala. El corte del traje, impecable y bien ajustado, reforzaba su porte elegante y complementaba a la perfección el estilismo de Mishel. Juntos, ofrecieron una de las apariciones más equilibradas y estilizadas de la noche, combinando diseño de autor, elegancia formal y complicidad visual.

Grace Villarreal apostó por un estilismo de inspiración clásica con acabados contemporáneos. La creadora lució un vestido blanco sin tirantes de De la Cierva y Nicolás, con cuerpo estructurado tipo corsé, detalle de peplum en la cintura y una falda larga plisada que caía con fluidez hasta el suelo. El diseño, de líneas limpias y volumen controlado, evocaba el glamour de las grandes galas con una lectura moderna y minimalista. El conjunto se completó con stilettos blancos de Lodi, joyas delicadas de Marina García —incluyendo pendientes y anillos en clave brillante— y un maquillaje luminoso firmado por Lancôme, aplicado por Helena Liébanas, que destacaba la mirada con sutileza y dejaba los labios en tonos neutros.

Luis Fonsi y Águeda López posaron juntos en la alfombra roja ofreciendo un look elegante, sofisticado y perfectamente sincronizado:

Águeda López deslumbró con un vestido negro sin tirantes de Juana Martín, perteneciente a la colección Fervor Alta Costura Paris 26. El diseño, de línea sirena y escote corazón, destacaba por sus aplicaciones en forma de estallido estelar bordadas en el cuerpo, que aportaban dramatismo visual y una lectura artística del lujo. La silueta entallada y la caída estructurada del vestido proyectaban una imagen de fuerza femenina y sofisticación escultural. El estilismo se completó con un maquillaje definido y luminoso firmado por Sergio, centrado en la mirada y la piel radiante, y un peinado pulido con volumen, obra de Jehosua Vogele para Indola, que reforzaba la verticalidad del conjunto.

Luis Fonsi, por su parte, apostó por un traje negro con chaqueta de acabado brillante, camisa negra y zapatos a tono, en una lectura sobria pero con guiños escénicos que complementaban el estilismo de su pareja. El conjunto proyectaba elegancia contenida y presencia escénica, ideal para una cita de alto perfil. Juntos, ofrecieron una imagen de complicidad estilística y sofisticación compartida, reafirmando su lugar como referentes de estilo en el panorama internacional.

La artista italiana Laura Pausini se decantó por un vestido largo con base transparente y bordado negro, de cuello alto y mangas cortas, con un diseño de motivos en forma de lágrima que se distribuían sobre el cuerpo en un patrón simétrico y envolvente. La silueta, entallada y de caída recta, realzaba su figura con elegancia y firmeza.
El conjunto se completó con un maquillaje definido, centrado en la mirada, y un peinado pulido con melena suelta y raya al medio, que reforzaba la verticalidad del look.

Helen Lindes deslumbró con un vestido rojo de Marchesa, de silueta fluida y capa integrada, que aportaba dramatismo y movimiento al conjunto. El diseño, de escote cerrado y hombros estructurados, se abría en una cola vaporosa tipo capa, creando una estampa de diva contemporánea. El color, vibrante y poderoso, reforzaba su porte majestuoso, mientras que las joyas de Rabat, en especial el collar tipo gargantilla, añadían un toque de brillo sofisticado sin competir con el vestido.

Rudy Fernández acompañó con un esmoquin clásico negro, camisa blanca y pajarita negra, en una lectura tradicional y sobria del vestir masculino de gala. El corte del traje, impecable y bien ajustado, proyectaba una imagen de elegancia contenida que complementaba a la perfección el estilismo escénico de Helen.

La modelo Helen Svedin deslumbró con un estilismo sofisticado y lleno de matices esculturales luciendo un vestido largo de Redondo Brand, de silueta entallada y acabado metalizado, con una base plateada que se fundía en degradado rojo hacia el centro, creando un efecto óptico vibrante y envolvente. El diseño, de escote recto con finos tirantes negros y un pequeño lazo central, combinaba sensualidad y estructura con una lectura contemporánea del glamour clásico. El estilismo, coordinado por Room Service 039, se completó con joyas de Rabat, entre ellas unos pendientes colgantes de diamantes y una pulsera tipo tennis, que aportaban brillo sin competir con el vestido. Como complemento, Helen llevó un clutch negro texturizado y sandalias de tacón de Gianvito Rossi, que reforzaban la verticalidad del conjunto.

Mar Saura brilló con un vestido de Toni Maticevski, de silueta sirena y acabado metalizado, con un escote drapeado que enmarcaba el rostro y aportaba fluidez al conjunto. El tejido, de textura brillante en tono rosa empolvado con reflejos plateados, se ajustaba al cuerpo con precisión y se abría en la parte inferior con una caída envolvente, creando una estampa de diva contemporánea. El estilismo, firmado por Víctor Blanco Studio, se completó con joyas de Damiani. El maquillaje, realizado por Mik Varez para Lancôme, destacaba la mirada con sombras cálidas y piel luminosa, mientras que el peinado —una melena suelta con ondas suaves— reforzaba la verticalidad del look.

Isabelle Junot volvió a apostar por la alta costura nacional con un diseño hecho a medida por segundo año consecutivo, firmado por el maestro Roberto Diz. La socialité lució un vestido negro de silueta entallada y manga larga, con una espectacular estructura blanca en forma de voluta escultórica que recorría el cuerpo desde el hombro hasta el bajo, creando un efecto visual de movimiento y contraste que evocaba la elegancia de un cisne estilizado —referencia que ella misma celebró en redes. El estilismo se completó con joyas y clutch de Bvlgari, incluyendo un anillo serpiente y pendientes colgantes, que añadían brillo y sofisticación sin competir con la fuerza del vestido. Los tacones de Aquazzura aportaban altura y discreta luminosidad, mientras que el maquillaje y peinado, realizados por Gabriel Llano, reforzaban la verticalidad del conjunto: recogido bajo con mechones sueltos y mirada definida en tonos cálidos.

María Hervás apostó lució un vestido azul noche de De la Cierva y Nicolás, de corte asimétrico y cuello alto, con una estructura drapeada que se abría en cascada lateral, dejando al descubierto una pierna y creando un efecto visual de movimiento y teatralidad. El diseño, que alternaba volúmenes rígidos y caída fluida, proyectaba una imagen de fuerza y elegancia vanguardista. El estilismo se completó con joyas de Carrera y Carrera. Como complementos, María llevó tacones negros de Lodi y un maquillaje sofisticado firmado por Mateo y Paula Santorcuato para Lancôme, con piel luminosa, mirada intensa y labios en tono natural. El peinado, realizado con productos de Sebastian Professional, consistía en un recogido pulido hacia atrás que reforzaba la verticalidad del conjunto.

Hiba Abouk se convirtió en una de las grandes protagonistas de la noche con un estilismo que combinaba fantasía, sofisticación y una lectura contemporánea del glamour clásico. La actriz lució un vestido de ensueño firmado por Carolina Herrera, diseñado por Wes Gordon y gestionado por Coto Elena, que evocaba el espíritu teatral y femenino de la casa neoyorquina. El diseño, de línea palabra de honor, presentaba una base blanca con lunares negros y una falda voluminosa con aplicaciones florales en la cadera, creando una silueta escultórica y romántica. El conjunto se completó con joyas de Tiffany & Co., seleccionadas por Fra Around the World, que añadían un toque de brillo refinado y atemporal. El peinado recogido sin mechones sueltos y el maquillaje de acabado luminoso reforzaban la elegancia del look, dejando todo el protagonismo al vestido. Hiba Abouk proyectó una imagen de diva moderna, con un estilismo que celebraba la moda como arte, identidad y expresión escénica.

Esther Cañadas reafirmó su estatus icónico con un estilismo que combinaba sensualidad clásica, presencia escénica y sofisticación contemporánea. La modelo lució un vestido negro de Michael Costello, de silueta entallada y escote halter, con un corte lateral profundo que dejaba al descubierto una pierna, proyectando una imagen de fuerza y elegancia. El diseño, sin mangas y de caída fluida, abrazaba su figura con precisión, mientras que el tejido aportaba brillo sutil bajo los focos. El conjunto se completó con joyas de Del Páramo Vintage, que añadían carácter y sofisticación sin competir con la potencia del vestido.

María Pedraza apostó por un estilismo audaz. La actriz lució un vestido negro de Stella McCartney, de escote palabra de honor y manga larga, con una silueta entallada que realzaba su figura y una actitud decididamente moderna. El diseño se completaba con un juego de volúmenes sutiles y un largo midi que dejaba protagonismo a unas botas altas de charol negro, aportando un toque rebelde y urbano al conjunto. Como únicos complementos, María llevó unos pendientes de Cartier, de diseño escultural y acabado brillante, que añadían sofisticación sin competir con la fuerza del vestido.

Judith Mascó pasó por la alfombra roja con un conjunto en tonos bronce metalizado, firmado por la diseñadora vasca Isabel Zapardiez, compuesto por una blusa satinada de cuello alto y manga larga, combinada con pantalones palazzo de caída fluida y una chaqueta de lentejuelas en la misma gama cromática, que aportaba textura y brillo escénico. El juego de volúmenes y acabados proyectaba una imagen de fuerza, sofisticación y modernidad. El estilismo se completó con anillos esculturales de Vidal Jewelry, que añadían un toque de lujo discreto y personalidad.

Rosanna Zanetti brilló con una propuesta de alta costura. Bajo la dirección de Víctor Blanco Studio, la actriz y modelo lució un vestido negro de Zuhair Murad, de silueta entallada, manga larga y con abertura lateral, adornado con aplicaciones florales bordadas en relieve sobre el cuerpo y las mangas, que aportaban textura y dramatismo visual. El diseño, de hombros estructurados y cintura marcada, proyectaba una imagen de fuerza femenina y elegancia escénica. Como complementos, Rosanna llevó sandalias negras de tiras firmadas por Giuseppe Zanotti y joyas de Tiffany & Co. El maquillaje, realizado por Sergio para YSL Beauty, se centró en una mirada intensa y piel luminosa, mientras que el peinado —obra de Jesús de Paula con herramientas de GHD Spain— consistía en un recogido pulido con flequillo.

Lidia Torrent y Elsa Anka ofrecieron una imagen de complicidad generacional y elegancia compartida, ambas vestidas por el diseñador Fabio Encinar para Encinar Brand, en una lectura sofisticada y contemporánea del negro como símbolo de estilo atemporal.

Lidia Torrent lució un vestido largo negro de manga larga y escote profundo en V, con fruncido central en el cuerpo que realzaba la silueta y aportaba textura al conjunto. El diseño, de caída fluida y discreta abertura en la falda, se completaba con joyas de Rabat y un maquillaje luminoso y natural firmado por Mariana Brera para Lancôme, que destacaba la mirada y dejaba los labios en tono suave. El resultado: una propuesta elegante, sobria y muy bien equilibrada.

Elsa Anka, por su parte, apostó por un vestido midi negro de un solo hombro, con corte entallado y abertura lateral, que proyectaba una imagen de sofisticación escénica y seguridad estética. El diseño, también de Encinar Brand, se ajustaba con precisión a su figura y se complementaba con sandalias negras de tiras, joyería discreta y un maquillaje cálido que reforzaba su porte elegante y natural. Juntas, madre e hija ofrecieron una de las apariciones más estilizadas y coherentes de la noche, celebrando la moda como expresión de identidad, legado y complicidad femenina.

Bianca Balti apostó por una propuesta de elegancia clásica con detalles esculturales, proyectando una imagen de sofisticación atemporal y presencia escénica refinada. El vestido, en negro absoluto, presenta una silueta entallada con peplum estructurado en la cintura, que realza la figura con precisión. Las mangas largas de tul transparente aportan ligereza y contraste, mientras que la espalda abierta con un gran lazo central añade dramatismo y feminidad al conjunto. La caída recta hasta el suelo refuerza la verticalidad del diseño, equilibrando volumen y sobriedad. El estilismo se completa con joyas de diamantes —collar, pulsera y pendientes— que aportan brillo sin competir con la fuerza del vestido. El pelo corto peinado hacia atrás y el maquillaje de acabado luminoso, centrado en la mirada, refuerzan la sofisticación del look.

Pino Montesdeoca volvió a demostrar que el estilo no tiene edad, con una propuesta que combinaba textura, volumen y sofisticación contemporánea. La modelo y comunicadora lució un vestido firmado por Beatriz de la Cámara, compuesto por un jersey gris de textura suave y cuello alto, de mangas tres cuartos, que aportaba calidez y modernidad al conjunto. La parte inferior del look sorprendía con una falda de capas asimétricas, formada por un sobrefalda negra cruzada y una base de tul blanco voluminoso, creando un contraste gráfico y teatral que evocaba el espíritu de la alta costura con un giro urbano. El estilismo se completó con melena plateada suelta en ondas, maquillaje luminoso y actitud serena.

El actor Manu Rios se decantó por un imagen de sastrería contemporánea con guiños retro. El look se componía de una camisa marrón con botonadura frontal, combinada con una corbata a tono que reforzaba la verticalidad del conjunto. La camisa, de corte clásico y cuello estructurado, metida dentro de un pantalón negro de talle alto, aportando estructura y alargando visualmente la figura. El contraste entre el marrón cálido y el negro profundo genera una paleta elegante y masculina. Como complementos, destacaban unos zapatos marrón oscuro de acabado pulido, que armonizan con la camisa y aportan coherencia cromática.

La cantante Ana Torroja lució un vestido largo negro de Carla Ruiz Costura, de cuello alto y mangas largas, con un efecto drapeado en la cintura que aportaba estructura y fluidez al conjunto. El tejido, de acabado brillante, proyectaba una imagen de sofisticación nocturna y presencia escénica. El estilismo, firmado por Belén de la Cova, se completó con bolso y zapatos de Aquazzura, que añadían un toque de lujo discreto, y anillos de Luc Oliver Jewelry, que aportaban brillo puntual sin competir con la fuerza del vestido. El maquillaje, realizado por Natalia Natalita, se centró en una piel luminosa y mirada definida, mientras que el peinado recogido reforzaba la verticalidad del look.

Nuria Rothschild desfiló sobre la plataforma central con un vestido blanco de largo integral de Isabel Sanchís, confeccionado en tejido fluido con efecto drapeado en la cintura que realzaba su silueta de forma sutil y refinada. El diseño, de corte recto y escote asimétrico, incorporaba una capa lateral que caía desde el hombro hasta el suelo, aportando dramatismo y movimiento con cada paso.

Mery Turiel apostó por un vestido largo en satén plateado firmado por Andrew Pocrid, cedido por Valyty Place, con un diseño de cuello alto, sin mangas y silueta fluida, que combinaba elegancia clásica con una lectura contemporánea del lujo. El cuerpo del vestido destacaba por su detalle de flecos en el busto, que aportaban textura y movimiento, mientras que la caída recta y el brillo del tejido proyectaban una imagen de sofisticación futurista. El estilismo se completó con un peinado pulido con acabado wet, realizado por Sandrononna para GHD Spain, que reforzaba la verticalidad del conjunto y dejaba todo el protagonismo al vestido.

Rocío Martín Berrocal desfiló por la alfombra roja con un vestido negro de Roberto Diz, de silueta entallada y escote asimétrico, con una estructura floral bordada en el cuerpo y la cadera que aportaba textura y dramatismo visual. El diseño, de caída recta y cintura marcada, proyectaba una imagen de fuerza femenina y refinamiento textil, muy en línea con la estética arquitectónica del diseñador. El conjunto se completó con joyas de Bárcena, que añadían brillo puntual y sofisticación sin competir con el protagonismo del vestido, y zapatos de tacón de Yves Saint Laurent, que reforzaban la verticalidad del look. El maquillaje y peinado, sobrios y bien equilibrados, dejaban todo el protagonismo a la silueta y los detalles del diseño.

Alba Díaz apostó por un vestido rojo firmado por Marine Serre, de tejido translúcido con patrón sutil, mangas largas y un cut-out central en el abdomen, que aportaba dramatismo y modernidad. El diseño, de silueta entallada y fruncidos estratégicos en cintura y cadera, proyectaba una imagen de poder femenino y elegancia provocadora, muy en línea con el universo estético de la firma. El conjunto se completó con zapatos de Le Silla y joyas de Carrera y Carrera. El estilismo, firmado por Alberto Valenzuela, se equilibraba con un maquillaje de Estee Lauder centrado en la mirada y una piel luminosa, y un peinado con ondas.

La cantante Lucía Fernanda lució un conjunto de alto contraste compuesto por una americana negra de terciopelo con escote profundo sobre un vestido en tonos dorados metálicos, con falda larga plisada. La mezcla de texturas —terciopelo y lamé— aportaba riqueza al look, mientras que el corte fluido de la falda añadía movimiento y teatralidad. Como complementos, Lucía Fernanda llevó un bolso negro con detalle de plumas y joyas de Uno de 50, que reforzaban el aire contemporáneo y artesanal del conjunto. El maquillaje, luminoso y bien definido, y el peinado recogido completaban una propuesta que combinaba fuerza, elegancia y originalidad. Bajo la dirección estilística de Milagros Bentabol, la artista se consolidó como una de las presencias más personales de la noche, con un look que hablaba de identidad, contraste y sofisticación urbana.

Marina Carmona apostó por un estilismo elegante y sofisticado que combinaba sensualidad y diseño estructural. La artista lució un vestido largo negro de silueta entallada, con escote decorado con aplicaciones plateadas que aportaban brillo y definición al conjunto. El diseño incluía cut-outs laterales que dejaban ver la piel de forma sutil, equilibrando el clasicismo del negro con un toque contemporáneo y atrevido.
El look se completó con un clutch brillante de tamaño mini, sandalias de tacón alto y un peinado pulido que dejaba el rostro despejado. El maquillaje, de acabado luminoso, destacaba los ojos con sombras intensas y delineado preciso, mientras que los labios se mantenían en tonos neutros. Marina Carmona proyectó una imagen de fuerza escénica y sofisticación moderna, reafirmando su presencia como figura destacada en el panorama cultural y estilístico español.