El tío de Rubiales irrumpe en la presentación de su libro y acaba detenido por la Policía

En su libro Matar a Rubiales, el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol dedica capítulos completos a tres fechas que marcaron su trayectoria y que, según él, explican tanto su ascenso como su caída:

17 de mayo de 2018: la llegada a la presidencia
Ese día, Luis Rubiales fue elegido presidente de la RFEF tras imponerse en las elecciones a Juan Luis Larrea. Con apenas 41 años, se convirtió en uno de los dirigentes más jóvenes en alcanzar el cargo y prometió una gestión renovadora, centrada en la transparencia y en la modernización de la institución. Su victoria supuso un cambio de rumbo en el fútbol español, con decisiones inmediatas como la destitución de Julen Lopetegui a pocos días del inicio del Mundial de Rusia.

Cinco años después, España vivió un momento histórico al conquistar el Mundial femenino en Sídney. Sin embargo, la celebración quedó marcada por el beso que Rubiales dio a la jugadora Jenni Hermoso durante la entrega de medallas. Lo que inicialmente presentó como un gesto espontáneo de euforia se convirtió en el detonante de una crisis institucional y mediática sin precedentes. En su libro, Rubiales reconoce que fue un error, pero insiste en que no hubo mala intención y denuncia que se utilizó políticamente para forzar su salida.

Tras semanas de presión social, política y deportiva, Rubiales anunció su dimisión como presidente de la RFEF. La fecha simboliza el final de su etapa al frente del organismo y el inicio de un proceso judicial y mediático que aún continúa. En su relato, asegura que se vio obligado a dar un paso atrás para proteger a su familia y evitar que la polémica afectara aún más al fútbol español. Ese día, según escribe, comprendió que su carrera como dirigente quedaba marcada para siempre por un episodio que eclipsó todos sus logros anteriores.

En el libro, el exdirigente asegura que fue víctima de una “conspiración mediática y política” que buscaba apartarle del cargo, y aporta documentos y fotografías que, según él, demostrarían su inocencia. Reconoce que el beso fue un error fruto de la euforia, pero insiste en que no tuvo intención de faltar al respeto.

Durante su intervención, Rubiales defendió su gestión al frente de la RFEF, destacando el aumento de ingresos de 141 a más de 400 millones de euros gracias a acuerdos como la Supercopa en Arabia Saudí. También acusó al Gobierno y a figuras como Javier Tebas y Gianni Infantino de haber influido en su salida. “Soy de los que se ha atrevido a contar la verdad. Quiero que se haga justicia”, afirmó.

El evento, que congregaba a decenas de periodistas y asistentes, se vio interrumpido de forma abrupta cuando un hombre irrumpió en la sala y lanzó varios huevos contra el expresidente de la RFEF. El agresor fue identificado posteriormente como Luis Rubén Rubiales, tío del propio Rubiales. Este detalle añadió un componente inesperado y profundamente personal a la polémica, ya que la irrupción no provenía de un manifestante anónimo ni de un detractor externo, sino de alguien perteneciente a su círculo familiar. La situación generó aún más sorpresa entre los asistentes, que no daban crédito a que el incidente tuviera un trasfondo de carácter íntimo.

La relación entre ambos ya había estado marcada por tensiones en el pasado, y el hecho de que el ataque se produjera en un acto público de presentación de su libro convirtió el episodio en un asunto doblemente delicado: no sólo se trataba de una agresión en un evento mediático, sino también de un enfrentamiento que evidenciaba fracturas dentro de la propia familia Rubiales.

El lanzamiento de los objetos obligó a detener el acto durante varios minutos, mientras los responsables de seguridad y miembros de la organización trataban de controlar la situación. Los asistentes, sorprendidos por lo ocurrido, fueron reubicados para garantizar la continuidad de la presentación. Además, el suceso obligó a la organización a reforzar las medidas de seguridad, mientras la Policía Nacional procedía a la detención del agresor.

La Policía Nacional intervino de inmediato y redujo al agresor, que fue detenido en el mismo recinto. El incidente generó un clima de tensión y nerviosismo, especialmente porque el ataque se produjo en un espacio cerrado y con gran afluencia de público.

Rubiales, visiblemente alterado, explicó después que su reacción fue fruto del miedo y la incertidumbre: “No sabía si tenía un arma y había una mujer embarazada cerca”. El exdirigente insistió en que su prioridad en ese momento fue proteger a los asistentes y evitar que la situación derivara en un episodio más grave.

Tras el acto en Madrid, Rubiales tiene previsto presentar el libro en Granada, donde firmará ejemplares y continuará defendiendo su relato sobre lo ocurrido. Con esta publicación, el expresidente de la RFEF busca recuperar protagonismo mediático y ofrecer su versión de uno de los episodios más controvertidos de la historia reciente del fútbol español.