De Eva González a Kitty Spencer, los mejores looks de la gala Elle x Hope en Madrid

El Palacio de Cibeles acogió la esperada gala Elle x Hope, una iniciativa solidaria impulsada por la revista Elle en colaboración con la Fundación Hope, con el objetivo de visibilizar proyectos de ayuda a mujeres en situación de vulnerabilidad.

La alfombra rosa se convirtió en una pasarela de moda y compromiso, donde las invitadas apostaron por diseños nacionales e internacionales con fuerte carga simbólica.

Isabel Jiménez apostó por un estilismo elegante y rotundo en la gala benéfica Elle x Hope celebrada en Madrid, reafirmando su perfil como referente de moda sobria y sofisticada. La periodista lució el vestido insignia de Casoná, ‘La Emperifollá’, una auténtica encarnación de la elegancia y la artesanía. El diseño, confeccionado en tejido satinado, presentaba un escote halter limpio anudado al cuello, dejando la espalda al descubierto y aportando verticalidad a la silueta. La parte inferior del vestido se desplegaba en una falda asimétrica con abertura lateral, que añadía movimiento y dramatismo sin perder la sobriedad del conjunto.

Como complementos, Isabel eligió un clutch plateado con acabado brillante, joyería discreta en plata y diamantes de Del Páramo Vintage, y unas sandalias de tiras metálicas de Aquazzura que reforzaban el aire nocturno del look. El peinado —una coleta alta pulida con mechones sueltos laterales— y el maquillaje en tonos naturales con labios nude y mejillas bronceadas completaban una imagen de feminidad elegante y contemporánea, perfectamente alineada con el carácter solidario y festivo del evento.

Eva González, presentadora de la gala, deslumbró con un estilismo de alto impacto visual y sofisticación artesanal, firmado por nombres clave del diseño español. La presentadora lució un vestido de alta costura de Ze García, confeccionado en un tono cobre intenso con acabado texturizado y detalles de plumas en el cuerpo y la falda, que aportaban volumen, movimiento y una estética orgánica de inspiración felina.

El diseño, de corte asimétrico y escote profundo, incluía una abertura lateral pronunciada, que dejaba ver la pierna y reforzaba el carácter escultural del conjunto. El estilismo fue obra de su colaboradora habitual Inma Fernández (@inma_fdstylist), quien apostó por una silueta poderosa y femenina, en sintonía con el mensaje reivindicativo del evento.

Eva completó el look con unas sandalias doradas de tiras finas de Lodi Shoes, que aportaban ligereza y continuidad cromática, y joyas de Rabat, entre ellas pendientes brillantes, pulsera y un anillo voluminoso, que reforzaban el aire de lujo contenido.

El maquillaje, en tonos tierra y dorado, realzaba su bronceado y mirada, mientras que el peinado —una melena suelta con ondas marcadas— aportaba naturalidad y dinamismo. El resultado fue una imagen de feminidad combativa y sofisticación contemporánea, que convirtió a Eva González en una de las invitadas más comentadas de la noche.

Mireia Balic apostó por un estilismo de líneas limpias y actitud vanguardista. Lució un minivestido blanco de Louis Vuitton, de corte recto y hombros estructurados, con un diseño que evocaba el minimalismo arquitectónico de la maison francesa. El escote cerrado y la silueta ligeramente oversize aportaban un aire retro-futurista, mientras que el largo mini y la textura del tejido reforzaban la estética contemporánea. El conjunto se completaba con unas gafas de sol negras de inspiración años 90, que enmarcaban su mirada con un toque de irreverencia elegante.

Para los complementos, Mireia eligió unas joyas de Tiffany & Co. en clave discreta pero lujosa: pendientes brillantes, anillos solitarios y una pulsera de líneas finas que aportaban luz sin competir con el vestido. En los pies, lució unos stilettos negros de Louboutin de punta afilada, que contrastaban con el blanco del vestido y alargaban visualmente la figura. El clutch negro de mano, de Louis Vuitton y el peinado suelto con acabado pulido completaban un look que conjugaba fuerza visual, sofisticación urbana y guiños a la alta costura, posicionándola como una de las invitadas más estilizadas de la noche.

Nena Daconte lució un estilismo de inspiración urbana con guiños roqueros, combinando piezas accesibles y sofisticadas con actitud relajada. Lució una chaqueta negra estructurada de Pinko, que aportaba fuerza visual al conjunto, sobre un top lencero de Zara con acabado satinado y encaje, en clave femenina y nocturna. Completó el look con un bolso de mano negro de V73, de líneas rígidas y cierre metálico, y unas botas altas estilo cowboy, que reforzaban el aire desenfadado y rebelde del conjunto. El maquillaje, firmado por Bobbi Brown, se centró en unos ojos ahumados suaves y labios en tono terracota, que aportaban intensidad y equilibrio a una propuesta que conjugaba elegancia contenida y personalidad escénica.

Tamara Gorro apostó por un estilismo de elegancia estructural y sobriedad contemporánea. Lució un vestido largo en tono rosa empolvado, firmado por el diseñador español Alejandro de Miguel, caracterizado por su cuello alto, mangas largas y un drapeado asimétrico en el busto que aportaba volumen escultórico y sofisticación. La pieza, confeccionada a medida, incluía una abertura lateral en la falda que equilibraba la sobriedad del diseño con una sensualidad contenida.

Tamara completó el conjunto con stilettos metálicos decorados con pedrería, maquillaje suave en tonos tierra y un peinado pulido, proyectando una imagen de feminidad serena y refinada, en perfecta sintonía con el carácter solidario y elegante del evento.

Teresa Baca se decantó por un estilismo de elegancia dramática y silueta escultural. Lució un vestido negro palabra de honor del diseñador Antonio García, confeccionado en tejido con textura de volantes que aportaban volumen y movimiento a la parte superior del diseño. La falda larga abullonada, con caída fluida, reforzaba el aire teatral del conjunto, evocando una estética de “duquesa posmoderna” en diálogo con la alfombra rosa del evento. Teresa completó el look con un clutch negro de líneas rígidas, pendientes brillantes, maquillaje luminoso con labios rojos y un recogido alto pulido, proyectando una imagen de sofisticación atemporal y fuerza escénica.

Rocío Martín Berrocal se fue al lado de la elegancia romántica y silueta clásica. Lució un vestido largo en tono rosa empolvado de Victoria Colección, la firma de su hermana Vicky Martín Berrocal, con escote off-the-shoulder y fruncido sutil en el torso, que realzaba la figura con delicadeza y fluidez. El diseño, de caída recta hasta el suelo, proyectaba una imagen de serenidad y sofisticación atemporal. Completó el conjunto con un clutch negro con aplicaciones brillantes de Yliana Yépez, joyería discreta, maquillaje en tonos rosados y un peinado liso y pulido, reafirmando su perfil como embajadora de la feminidad clásica con sello andaluz.

Mónica de Tomás apostó por un estilismo vibrante y deslumbrante con un vestido palabra de honor de Santiago Bandrés confeccionado en lentejuelas multicolores sobre base rosa, con motivos circulares en tonos fucsia, burdeos y dorado que capturaban la luz con cada movimiento. El diseño, de corte ajustado y largo hasta el suelo, proyectaba una silueta poderosa y festiva, con un aire de sofisticación exuberante. Completó el conjunto con pendientes brillantes de Carmen Ramil, un clutch rosa y sandalias nude de tiras, además de un maquillaje natural y melena suelta con ondas suaves, reafirmando una imagen de fuerza luminosa y feminidad celebratoria.

Carmen Farala lució un diseño hecho a mano por ella misma con estampado bicolor en blanco y negro, llamativo por su efecto óptico y juego de contrastes. El vestido palabra de honor de corte recto proyectaba una figura potente y estilizada, acentuada por un maxilazo lateral que aportaba volumen escultural y feminidad teatral en la cadera. Completó el conjunto con joyería discreta, maquillaje clásico con labios rojos y un peinado con ondas al estilo old Hollywood, evocando una estética de sofisticación audaz y elegancia atemporal.

María Borbolla, elegancia clásica con acentos barrocos, luciendo un vestido largo negro de Claro Couture con bordados brillantes y detalles de volantes que aportaban textura y dramatismo al conjunto. El diseño, de silueta ajustada y mangas transparentes, se abría en la parte inferior con una caída amplia que rozaba el suelo, proyectando una imagen de sofisticación escénica. Completó el look con un clutch negro rígido, melena suelta con ondas marcadas y maquillaje luminoso en tonos tierra, reafirmando su perfil como embajadora de la feminidad teatral y refinada.

María Heredia apostó por un estilismo de sofisticación luminosa y silueta clásica en la gala Elle x Hope celebrada en Madrid. Lució un vestido largo dorado de Hannibal Laguna, completamente cubierto de lentejuelas que capturaban la luz con cada movimiento. El diseño, de cuello alto y mangas largas, proyectaba una imagen de elegancia contenida y presencia escénica, con una caída fluida que estiliza la figura sin perder dramatismo.

Completó el conjunto con joyería de Tous, en clave minimalista y brillante, un clutch negro de mano y un recogido pulido, además de maquillaje en tonos tierra con acabado luminoso, reafirmando su perfil como embajadora de la feminidad clásica con acento contemporáneo.

Arancha del Sol lució un vestido largo camisero en tono rosa chicle, firmado por Tot-Hom, con cuello abierto, mangas abullonadas y cinturón ancho al tono que ceñía suavemente la cintura, proyectando una imagen de sofisticación setentera y feminidad contenida. La falda, de caída vaporosa, aportaba movimiento al conjunto sin perder sobriedad.

Completó el look con joyas de San Eduardo en clave minimalista —pendientes brillantes y anillo discreto—, un maquillaje en tonos nude y un recogido pulido, reafirmando su perfil como embajadora de la elegancia serena y atemporal.

Alejandro Palomo apostó por un estilismo de masculinidad fluida y teatralidad consciente. Lució un conjunto de su firma Palomo Spain, compuesto por unos pantalones de talle alto en tono burdeos, de caída amplia y textura fluida, combinados con una camisa vintage en amarillo vibrante y una corbata estampada de Versace en blanco y negro con motivos gráficos, que aportaba contraste y guiños a la estética maximalista. Remató el look con una chaqueta negra de cuero, joyería discreta y un peinado pulido, proyectando una imagen de elegancia performativa y reivindicación estilística, en sintonía con su sello personal y el carácter expresivo del evento.

Dulceida llevó un vestido largo en tono burdeos profundo de Michael Costello, con cuello alto y efecto fruncido que abrazaba su figura desde el busto hasta la cadera, proyectando una silueta escultural y elegante. El diseño, sin mangas y con caída fluida hasta el suelo, añadía dramatismo contenido y movimiento refinado. Completó el conjunto con joyas de Aristocrazy en clave minimalista —pendientes brillantes y anillos discretos—, un recogido pulido y maquillaje glamuroso con eyeliner marcado y labios oscuros.

Ariadna Vargas Llosa y Valentina Pastrana apostaron por el rojo, luciendo diseños de la firma Beau Street Shop que destacaban por su color, caída y silueta festiva. Ariadna deslumbró con un vestido largo sin mangas en tono rojo satinado, de escote cerrado y falda fluida, que proyectaba una imagen de elegancia clásica con acento contemporáneo. Lo combinó con un clutch dorado y maquillaje luminoso, reafirmando su perfil como figura de sofisticación serena.

A su lado, Valentina Pastrana ofrecía un contrapunto igualmente potente con un vestido rojo de manga larga y cintura fruncida, que aportaba estructura y movimiento al conjunto. La elección cromática conjunta reforzaba el carácter simbólico del evento, mientras que los acabados brillantes y el estilismo coordinado —melena suelta, maquillaje natural y accesorios discretos— proyectaban una imagen de feminidad festiva y elegancia cohesionada, en perfecta sintonía con el espíritu solidario de la velada.

Esther Cañadas desfiló por el photocall con un vestido largo en tono nude de Michael Costello, con escote profundo en V, drapeado central y una abertura frontal pronunciada, que proyectaba una silueta poderosa y fluida. El diseño, sin mangas y de caída vaporosa, equilibraba el brillo del tejido con la elegancia de los pliegues, en una propuesta que evocaba el glamour clásico con acento contemporáneo.

Completó el conjunto con joyas de Bvlgari —collar brillante, pulsera rígida y pendientes discretos—, un clutch metálico, maquillaje luminoso en tonos tierra y melena suelta con ondas suaves, reafirmando su perfil como icono de elegancia atemporal y presencia escénica refinada.

Rossy de Palma apostó por un estilismo de teatralidad consciente y presencia maximalista en la gala. La actriz lució un kimono rosa vibrante de Encinar, con mangas amplias y ribete negro en los puños, que aportaba dramatismo escénico y sofisticación performativa. Lo combinó con un traje negro de escote profundo, que equilibraba la exuberancia del kimono con una base estructurada y gender-neutral. Completó el conjunto con sandalias negras de plataforma, melena lacia, maquillaje en tonos neutros y labios rojos intensos, reafirmando su perfil como icono de estilo vanguardista y feminidad irreverente.

Lady Kitty Spencer apostó por un estilismo de sofisticación aristocrática y brillo escultural. Lució un vestido palabra de honor de Zuhair Murad, en negro profundo, con una silueta entallada y aplicaciones serpentinas de pedrería plateada que recorrían el busto y el torso, proyectando una imagen de fantasía refinada y elegancia clásica. El diseño, de corte largo y estructura firme, equilibraba el dramatismo visual con una ejecución impecable.

Completó el conjunto con unos salones negros de Aquazzura, de punta afilada y tacón fino, que alargaban la figura sin restar protagonismo al vestido. Las joyas de diamantes de Tiffany & Co. —pendientes, anillo y pulsera— aportaban luz y sofisticación sin excesos. El maquillaje firmado por Estée Lauder, con acabado luminoso, mirada definida y labios nude, junto a la melena suelta con ondas suaves.