Elegancia clásica y guiños taurinos en el estilismo de la infanta Elena

Para la ocasión, eligió un conjunto de inspiración clásica que combinaba sobriedad, funcionalidad y elegancia atemporal, en línea con su estilo habitual. El look estuvo compuesto por una falda midi plisada de seda en color azul marino, que aportaba movimiento y estructura, combinada con una chaqueta blanca de corte estructurado, con botones metálicos en plata y cuello camisero.

Bajo la chaqueta, se dejaba ver una blusa de organza estampada en blanco y negro, que añadía textura y contraste al conjunto.

En cuanto a los complementos, la infanta lució un broche institucional en la solapa, unos pendientes metálicos con forma de flor y un abanico negro de estilo castizo, que reforzaba el carácter tradicional del evento. Completó el estilismo con zapatos de tacón sensato, adecuados para una jornada de larga duración, y un maquillaje natural con labios rosados y melena suelta ligeramente ondulada.

La infanta Elena llevó un bolso acolchado negro con cadena dorada, muy similar al icónico modelo de Chanel. El bolso, de formato mediano y estructura rígida, aportaba un toque de elegancia atemporal y encajaba perfectamente con el resto del conjunto.

El conjunto reflejó a la perfección su papel como figura institucional en actos de fuerte carga simbólica, y fue ampliamente comentado por los medios especializados en crónica social y moda.

La elección de los tonos azul marino y blanco, asociados a la serenidad y la autoridad, reforzó su imagen de sobriedad y compromiso en una noche marcada por el homenaje al arte taurino y la despedida de Morante de la Puebla, gran ausente de la gala.