Morante de la Puebla se despide del toreo en Las Ventas: una retirada inesperada, entre lágrimas y ovaciones

Morante de la Puebla se despide en Las Ventas
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Un final inesperado

El pasado domingo, durante la Corrida de la Hispanidad en la Plaza de Toros de Las Ventas, el maestro José Antonio Morante Camacho, conocido como Morante de la Puebla, protagonizó uno de los momentos más conmovedores de la temporada taurina: tras cortar dos orejas y salir por la Puerta Grande, se dirigió al centro del ruedo y, entre la emoción del público, se cortó la coleta, poniendo fin a una carrera de casi tres décadas.

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Sus últimos toros

Vestido con un terno malva y oro en homenaje a Antoñete, Morante brindó su primer toro a la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso y el segundo —el último de su carrera— al líder de Vox, Santiago Abascal. «Por todo lo que haces por nosotros», le dijo durante el brindis el torero sevillano al político.

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Y se cortó la coleta

Pese a sufrir una cogida durante la lidia, el torero regresó al ruedo y firmó una faena de enorme temple y verdad. A las 19:37 horas, tras recibir una ovación estremecida, se quitó la montera y se cortó la coleta en completo silencio. La plaza estalló en aplausos. Nadie lo esperaba. Ni sus compañeros de cartel ni los aficionados.

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Una aparatosa cogida

Morante sufrió una cogida aparatosa durante la lidia —un encontronazo seco que lo dejó momentáneamente fuera de combate— Morante de la Puebla se negó a abandonar el ruedo. Tras ser atendido por los servicios médicos en la enfermería de Las Ventas, regresó con gesto firme y mirada encendida, como si el dolor físico se hubiera transformado en impulso artístico. El público, aún conmocionado, lo recibió con una ovación que mezclaba respeto, preocupación y admiración.

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Una faena histórica

Lo que siguió fue una faena de enorme temple y verdad, marcada por la quietud, el trazo largo y el dominio del tiempo. Morante toreó con la cintura, con el alma, con ese estilo barroco y clásico que lo ha convertido en referente de la tauromaquia contemporánea. Cada pase parecía una declaración de principios, una despedida silenciosa que solo él sabía que estaba escribiendo. Hubo naturales hondos, muletazos de trazo limpio y una estocada que cayó en lo alto, rubricando una obra que trascendía lo técnico.

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Un gesto inesperado

La plaza, consciente de la dimensión emocional del momento, se volcó en una ovación cerrada. Tras recibir las dos orejas, Morante se dirigió al centro del ruedo, se quitó la montera y, en completo silencio, se cortó la coleta. El gesto, inesperado y solemne, convirtió aquella faena en una de las más memorables de su carrera. No sólo por su ejecución, sino por lo que significaba: el adiós de un artista que eligió retirarse en plenitud, en su plaza, en su estilo.

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Salida por la Puerta Grande

La salida de Morante de la Puebla por la Puerta Grande de Las Ventas el pasado domingo fue uno de los momentos más intensos y emotivos que se recuerdan en la plaza madrileña en los últimos años. Tras cortar dos orejas el maestro sevillano fue llevado en volandas por los aficionados, en un ambiente de ovación cerrada y respeto absoluto.

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Salud, arte y vulnerabilidad

La retirada de Morante llega marcada por una lucha personal que él mismo ha hecho pública en los últimos años: problemas de salud mental, incluyendo un trastorno disociativo que lo ha acompañado durante décadas. “Una enfermedad muy compleja, triste y dolorosa”, confesó en una entrevista reciente. También habló de episodios depresivos y tratamientos intensivos, como la terapia con electroshock.

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Cierre de una etapa artística

Su gesto de cortar la coleta no sólo simboliza el cierre de una etapa artística, sino también un acto de sinceridad emocional en un mundo que pocas veces admite la vulnerabilidad. “No me lo puedo permitir. Tengo una familia y una responsabilidad”, dijo sobre los momentos más oscuros.

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Familia y legado

Morante está casado desde 2010 con Elisabeth Garrido, con quien tiene dos hijas. De su primer matrimonio con Cynthia Antúnez nació su hijo mayor, José Antonio Morante Jr., quien ha elegido el fútbol como carrera profesional y juega como delantero en la cantera del Real Betis. El joven dedicó a su padre un emotivo mensaje en redes: “Te admiro en cada paso que das. Eres lo más grande que me ha pasado en la vida”.

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Un torero de época

Nacido en La Puebla del Río (Sevilla) en 1979, Morante tomó la alternativa en 1997 y confirmó en Las Ventas en 1998. Su estilo, marcado por el clasicismo, el barroquismo y la recuperación de suertes antiguas, lo convirtió en referente de una tauromaquia artística y profunda. En abril de 2023 cortó un rabo en la Maestranza de Sevilla, algo que no ocurría desde 1971, y en junio de 2025 logró su primera Puerta Grande en Las Ventas, tras 28 años de alternativa.

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Un día para la historia

La jornada del 12 de octubre también incluyó el festival matinal en homenaje a Antoñete, impulsado por el propio Morante, y la despedida de Fernando Robleño, además de la confirmación de alternativa de Sergio Rodríguez, triunfador de la Copa Chenel 2025.

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Torero de toreros

Morante de la Puebla se va como llegó: fiel a su estética, a su arte y a su misterio. Su gesto en Las Ventas ya forma parte de la memoria taurina. Y su legado, como dijo el experto Sixto Naranjo, “trascenderá a su tiempo. Será un torero de toreros, un espejo para futuras generaciones”.