
Una noche de emociones y recuerdos en Madrid
El Movistar Arena se vistió de gala para recibir a Joaquín Sabina, quien eligió la capital española como uno de los puntos clave de su gira de despedida. En una noche cargada de emociones, el cantautor de Úbeda arrancó su concierto con una ovación cerrada por parte de las 12.000 personas que llenaban el recinto. Madrid no fue solo el escenario, sino también protagonista del agradecimiento más sentido del artista: “Le debo todo a esta ciudad”, dijo con sinceridad, dejando claro que, aunque no nació en ella, la considera su verdadero hogar.

Sabina vuelve a casa para decir adiós
Tras recorrer América Latina durante semanas, Sabina ha vuelto a España para continuar con su última gira, titulada Hola y adiós. En Madrid, su retorno se convirtió en una celebración compartida con un público fiel que ha acompañado su carrera durante cinco décadas. A sus 76 años, el artista se mostró reflexivo pero con esa chispa que siempre ha caracterizado sus directos, sabiendo que cada canción que interpreta ahora lleva consigo un matiz de despedida.

Un telón que se baja con estilo
El concierto comenzó con la proyección de Un último vals, un vídeo dirigido por Fernando León de Aranoa que reunió a nombres destacados como Joan Manuel Serrat, Leiva, Andrés Calamaro o Jorge Drexler. Fue la antesala perfecta para una noche que mezcló nostalgia y alegría. El público, conocedor de la importancia del momento, respondió con entusiasmo desde el primer acorde, muchos de ellos luciendo el clásico bombín de fieltro negro, emblema inseparable de Sabina.

Un repertorio que es parte del imaginario colectivo
Durante algo más de dos horas, Sabina desgranó un repertorio que es historia viva de la música española. Temas como 19 días y 500 noches, Nos dieron las diez o Por el bulevar de los sueños rotos provocaron una conexión inmediata con el público, que se levantó de sus asientos para cantar cada estrofa. La escenografía, sobria pero efectiva, acompañó sin restar protagonismo a la música y a las letras que tantos han hecho suyas con el paso del tiempo.

Canciones recuperadas para la ocasión
El propio Sabina explicó que esta gira era una oportunidad para rescatar canciones menos habituales, como Calle Melancolía, a la que dio nuevos arreglos. “Quería que no sonaran tan aburridas”, bromeó, mientras el público agradecía el gesto coreando el tema con entrega. La voz algo más cansada pero inconfundible, la ironía intacta y el cariño palpable marcaron una actuación en la que el artista estuvo más estático físicamente, pero tan presente como siempre.

Un homenaje entre amigos y versos
A lo largo del concierto, Sabina no se olvidó de quienes han compartido vida y letras con él. Dedicó ¿Quién me ha robado el mes de abril? al poeta Luis García Montero y al escritor Benjamín Prado, mientras que a la periodista Mónica Carrillo le dirigió una sentida mención. Las palabras se alternaron con la música como un abrazo entre amigos de largo recorrido, envueltos en la calidez de los aplausos constantes.

Europa espera su despedida definitiva
Después de su paso por Madrid, Sabina continuará su periplo por España y varias ciudades europeas, con citas señaladas en escenarios como el Royal Albert Hall de Londres y el Olympia de París, donde ya no quedan entradas. La gira concluirá en noviembre, poniendo el broche final a una trayectoria única en la música en español. El adiós de Sabina no es solo el cierre de una etapa artística, sino también el testimonio de un creador que ha dejado su alma en cada verso.