
Es importante cuidar nuestra salud visual
Muchas personas suelen pasar por alto la importancia de realizarse revisiones de la vista periódicas, sobre todo cuando no experimentan ningún tipo de molestia. Sin embargo, revisar la vista con regularidad es fundamental no solo para corregir errores como la miopía o el astigmatismo, sino también para prevenir enfermedades más graves como el glaucoma, las cataratas o la retinopatía diabética.

La prevención es importante
La vista es uno de los sentidos más valiosos, pero también uno de los más olvidados cuando hablamos de prevención. Acudir a revisiones anuales puede suponer la diferencia entre tratar un problema a tiempo o detectarlo cuando ya ha avanzado demasiado. Muchas enfermedades oculares evolucionan sin síntomas evidentes y se manifiestan cuando ya han provocado daños importantes. Por eso, aunque no haya molestias, es clave no dejar pasar las revisiones.

Tienen que comenzar a una edad temprana
Estas revisiones son especialmente importantes en edades tempranas. Según los expertos, la primera revisión ocular debería hacerse entre los 6 y 12 meses de vida. En esa etapa se pueden detectar alteraciones como el estrabismo o problemas en la retina. Más adelante, entre los 3 y 4 años, se recomienda una nueva revisión antes del inicio del colegio, ya que una mala visión puede interferir en el aprendizaje, la concentración y el desarrollo social de los niños.

Si cuidas de tu salud visual cuidas de tu bienestar general
Los adultos también deben cuidar su salud visual. Un problema no corregido puede generar fatiga ocular, dolores de cabeza, bajo rendimiento en el trabajo e incluso accidentes. Además, con el uso constante de pantallas, cada vez son más frecuentes las molestias como la sequedad ocular o la visión borrosa, que pueden evitarse o corregirse con la prevención necesaria.

Hay que realizar una revisión cada año
Pero, ¿en qué consiste una revisión visual? El proceso es sencillo y no invasivo. Un óptico-optometrista comienza con una entrevista para conocer el historial visual del paciente, y luego realiza pruebas como el test de agudeza visual, la evaluación de la refracción o el examen de la salud ocular interna. También se revisan los movimientos oculares y la percepción del color. En algunos casos, se mide la presión intraocular para descartar enfermedades como el glaucoma.

Las revisiones de la vista no son dolorosas
Lejos de lo que muchos temen, estas pruebas no duelen. Algunas pueden resultar levemente incómodas, como cuando se utilizan gotas para dilatar las pupilas, que provocan visión borrosa temporal, pero en ningún caso son procedimientos dolorosos. Son exámenes seguros y rápidos, cuyo objetivo es cuidar la salud ocular de forma integral.

Poco tiempo puede ayudar mucho a tu salud visual
La duración de una revisión puede variar, pero por lo general no supera los 45 minutos. Si se requiere un examen más completo o se presentan síntomas específicos, podría extenderse algo más. Aun así, se trata de una inversión mínima de tiempo para prevenir complicaciones que podrían afectar seriamente nuestra calidad de vida.

Ir con toda la información facilita el trabajo de los profesionales
Lo más recomendable es acudir a la revisión con las gafas o lentillas que se estén utilizando en ese momento, También es importante asistir con informes anteriores y una lista de medicamentos que se estén tomando. También es útil llevar anotadas dudas o molestias recientes para que en la óptica se pueda realizar una evaluación más completa y personalizada.

Una manera de prevenir
Tras la revisión, el óptico ofrece un informe detallado con los resultados. Si se detectan errores visuales, se recomendarán las soluciones adecuadas, como gafas o lentes de contacto. En algunos casos, se podrían sugerir ejercicios visuales o hábitos para mejorar la salud ocular. Si todo está correcto, se fijará una nueva revisión al cabo de un año, aunque este plazo puede variar según cada caso.

Ve mejor y vive mejor
En definitiva, las revisiones visuales no solo sirven para ver mejor, sino para vivir mejor. La detección temprana de cualquier alteración visual mejora las posibilidades de tratamiento, evita molestias futuras y asegura una buena salud ocular a largo plazo.