
La historia de Anne, una mujer francesa de 53 años, ha puesto de manifiesto los devastadores efectos de las estafas mezcladas con el “catfish” una práctica en la que una persona se crea una cuenta en una red socia haciéndose pasar por otra. En este caso no solo implica una pérdida económica, sino también una humillación social. La mujer fue estafada por un falso Brad Pitt, el delincuente utilizó fotos y videos manipulados mediante inteligencia artificial para convencerla de que mantenía una relación romántica con ella. Tras un año y medio de engaños, Anne entregó más de 830.000 euros para financiar lo que creía ser un tratamiento de cáncer de riñón para el actor.
La situación, ya de sí complicada para la víctima, se ha visto agravada por el escrutinio y la mofa pública a la que se ha visto expuesta. Tras su aparición en un programa de televisión, Anne fue objeto de burlas en redes sociales, donde muchos se rieron de su credulidad y de la trama de la estafa. Esta reacción ha generado una segunda victimización, más dolorosa emocionalmente en un momento de absoluta vulnerabilidad para ella.

El acoso y las burlas en redes sociales parecían no tener fin, y no han sido pocas las críticas que ha recibido el programa después de todo lo que ha provocado con su emisión. Por eso, poco después de la emisión de la entrevista, el programa la eliminó de todas sus plataformas digitales en un intento por parar el ciberbullyng que Anne estaba sufriendo.
Pero no queda ahí, las burlas llegaron incluso desde instituciones como el club de fútbol Toulouse, que publicó una foto manipulada de Pitt con la camiseta del equipo, invitando a Anne a asistir a un partido. Tras la indignación pública, el club eliminó el mensaje y se disculpó. Además, Netflix Francia también patinó y se sumó a las burlas aprovechando el tirón, haciendo la promoción “cuatro películas para ver con Brad Pitt (de verdad) gratis”, tras lo que tuvo que disculparse públicamente al recibir un aluvión de críticas.
Anne, que estaba pasando por un momento complicado después de divorciarse y padecer una grave depresión, se encuentra ahora en el centro de una investigación judicial. La fiscalía de la ha abierto un expediente por fraude, y la brigada financiera de la policía judicial está a cargo de las investigaciones. Además, Anne ha presentado una demanda contra su banco, acusándolo de no alertarla sobre las transferencias realizadas a cuentas en el extranjero, concretamente en Turquía.

Con la reacción pública que ha tenido esta situación, han sido muchas las personas que se han llevado las manos a la cabeza con la falta de empatía para con la víctima. Y es que, aunque en un primer momento parece imposible de creer que alguien pueda caer en una estafa de este calibre, con un poco de esfuerzo se puede entender.
Varios psicólogos han salido a la luz a explicar que los estafadores del amor son expertos en manipulación emocional. Su objetivo es hacer que la víctima, que normalmente se encuentra en una situación emocional vulnerable, se sienta especial y deseada, para luego crear una situación de emergencia que la obligue a enviar dinero. Una vez que la víctima cae en la trampa, los estafadores siguen explotando la relación emocional sin remordimientos, sin importar el daño que causan.
Este caso pone de relieve la necesidad urgente de campañas contra el ciberacoso y el fraude en línea. Las víctimas, como Anne, no solo deben enfrentarse a la pérdida económica, sino también a un sufrimiento emocional amplificado por la burla pública. Es esencial que la sociedad reconozca estos engaños como crímenes graves y que se brinde apoyo a quienes sufren las consecuencias de caer en ellos.