Nieves Álvarez deslumbra en el desfile benéfico de Stéphane Rolland, inspirado en Josephine Baker y Brancusi

La Semana de la Alta Costura en París alcanzó uno de sus picos más sobresalientes con el desfile de Stéphane Rolland, un diseñador que considera la moda como una manifestación artística y que esta temporada ha tomado inspiración de dos iconos: Josephine Baker y el escultor Brancusi. Rolland volvió a confiar en su amiga, su musa de siempre, Nieves Álvarez, para mostrar sus creaciones en París, confirmándola como a una de las supermodelos con mayor experiencia en las pasarelas.

Nievez Álvarez, desfilando para Stéphane Rolland. © GTRES

La Semana de la Alta Costura de París ofrece en cada edición una nueva oportunidad para ver a Nieves Álvarez y ya lleva más de tres décadas sobre las pasarelas. La madrileña no fue la única española en el desfile, en el que también participó la valenciana Marta Ortiz. Junto a ellas, otra de las modelos habituales de Stéphane Rolland, la canadiense Coco Rocha.

Nieves Álvarez sigue encantada de subirse a las pasarelas año tras año y antes de subirse a la pasarela de la sala Pleyel de París escribió en sus redes sociales: «Disfruto de cada segundo. Estoy muy agradecida de poder seguir haciendo lo que más me gusta más de 30 años después».

La colección Primavera-Verano 2025 de Rolland se originó a partir de un compromiso benéfico que él y su socio, Pierre Martinez, establecieron con la Fondation des Hôpitaux, a la que se destinó la recaudación del desfile, con el fin de ayudar a adolescentes de entre 13 y 18 años en situación de riesgo. «Es un paso para humanizar la moda y mostrar que puede ser un vehículo de cambio positivo», afirmó Rolland.

Nievez Álvarez, desfilando para Stéphane Rolland. © GTRES

La intención de Rolland con esta colección es transmitir un mensaje de paz, unidad, fraternidad y respeto. Sus diseños, vestidos y monos esculturales, muestran una clara referencia a las obras de Brancusi, con estructuras geométricas y siluetas monumentales en colores negro, marfil, blanco, marrón y plateado. Las modelos se movían en la pasarela como obras escultóricas en movimiento.

Los looks minimalistas y sofisticados incluían transparencias de forma estratégica y se fundían con terciopelos, satinados, plumas y flecos. Los accesorios, como los tocados geométricos, y los peinados añadían teatralidad al desfile, que culminó con la llegada de un vestido blanco adornado con plumas.