El 21 de julio, Bélgica celebró su Día Nacional, una fecha que coincide con el undécimo aniversario del rey Felipe en el trono. Este día también conmemora el juramento del primer monarca belga, Leopoldo I, en 1831, un año después de que Bélgica obtuviera su independencia.
La jornada comenzó con la tradicional ceremonia del Te Deum en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula en Bruselas, donde la familia real belga estuvo presente. El rey Felipe, acompañado por la reina Matilde y sus cuatro hijos, destacó la importancia de la unidad y el compromiso con el país en su discurso.
Uno de los momentos más destacados del día fue el papel del príncipe Gabriel, quien ha asumido un rol más visible en los eventos oficiales. Gabriel, que cumplirá 21 años en agosto, ha demostrado un gran sentido de responsabilidad y dedicación, lo que ha sido muy bien recibido por el público y los medios.
La princesa Elisabeth, heredera al trono, también tuvo un papel relevante. Vestida con un elegante traje rojo, Elisabeth participó en el desfile militar, mostrando su compromiso con las tradiciones y su preparación en la Real Academia Militar de Bruselas. Sus hermanos, Emmanuel y Éléonore, también estuvieron presentes, mostrando el fuerte vínculo familiar que caracteriza a la realeza belga.
El discurso del rey Felipe fue un llamado a la unidad y la solidaridad en tiempos de desafíos. Subrayó la importancia de trabajar juntos para superar las dificultades y construir un futuro mejor para todos los belgas. Este mensaje resonó profundamente en un país que valora la cohesión social y la colaboración.