El hasta ahora líder de Vox en Castilla y León y exvicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, ha anunciado este lunes su renuncia a todas sus responsabilidades dentro del partido. En un comunicado público, el abogado ha explicado que su decisión responde a «diferencias» con la dirección nacional encabezada por Santiago Abascal, aunque no ha querido entrar en detalles sobre los puntos concretos de la discordia.
En su mensaje de despedida, García-Gallardo ha señalado que su salida de la política es una elección «personal e independiente» y que no está relacionada con las disputas internas que han surgido en los últimos meses dentro de Vox. Asegura que retomará su carrera profesional como abogado y que, aunque continuará como afiliado del partido, lo hará sin asumir ningún cargo ni papel relevante.

El exvicepresidente ha querido desvincularse de los movimientos críticos con la cúpula de Vox, como los promovidos en Salamanca por los procuradores Ana Rosa Hernando de Burgos y Javier Teira. Según él, su renuncia no debe interpretarse como una muestra de rebelión, sino como una decisión personal tomada en conciencia y sin ánimo de confrontación.
García-Gallardo ha recordado que se unió a Vox con entusiasmo y creyendo en un proyecto donde convivían diferentes liderazgos. Sin embargo, considera que la estructura del partido ha cambiado con el tiempo, concentrando más poder en la dirección nacional y reduciendo el margen de maniobra de los dirigentes regionales. Aunque reconoce que esto no es necesariamente negativo, cree que la organización debe mantenerse fiel a sus principios éticos y de pluralidad.
En su carta, el político ha afirmado que siempre ha sido leal a Santiago Abascal y a su equipo más cercano. No obstante, ha matizado que la lealtad debe ser recíproca para que tenga sentido, sugiriendo que su relación con la cúpula del partido se ha deteriorado en los últimos tiempos.
El ya exlíder de Vox en Castilla y León ha reflexionado sobre el rumbo del partido y la política española en general. Según él, la urgencia de cambiar el rumbo del país no debe justificar «atajos» ni la aceptación de prácticas que se alejen de los valores que, en su opinión, deberían regir cualquier organización política.

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha querido restar importancia a la renuncia de García-Gallardo, asegurando que su dimisión no afectará la estabilidad del gobierno autonómico ni provocará un adelanto electoral. En su opinión, Vox y el PSOE atraviesan crisis internas, pero ello no interfiere en el normal funcionamiento del Ejecutivo regional.
A diferencia de otras crisis políticas marcadas por declaraciones incendiarias, García-Gallardo ha optado por una salida discreta, evitando enfrentamientos abiertos con sus antiguos compañeros de partido. Ha insistido en que su intención no es avivar tensiones, sino dar un paso al costado y regresar a su vida profesional con tranquilidad.
La renuncia de García-Gallardo se suma a otros episodios recientes de descontento dentro de Vox, lo que podría abrir un nuevo periodo de incertidumbre para el partido en Castilla y León. Aunque por ahora la dirección nacional no se ha pronunciado en profundidad sobre su marcha, su decisión deja un vacío de liderazgo en la región y podría generar más movimientos internos en las próximas semanas.