Oblak y Correa sellan una épica victoria del Atlético sobre el PSG en el último minuto

Una épica victoria en París
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Una épica victoria en París

El Atlético de Madrid consiguió una épica victoria en París al vencer 0-1 al PSG en un partido donde la resistencia y la garra fueron sus mejores armas. En el Parque de los Príncipes, los rojiblancos sufrieron el asedio constante del conjunto parisino, que remató en 22 ocasiones, pero el portero Jan Oblak y la férrea defensa atlética lograron contener cada embestida del equipo de Luis Enrique. En la última jugada del partido, el Atleti dio el golpe final con un gol de Correa que dejó al PSG sin respuesta.

 Un once sin Koke
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Un once sin Koke

Simeone optó por un once sin Koke, poniendo a Barrios en el centro del campo junto a jugadores jóvenes como Giuliano. El PSG, con su habitual formación 4-3-3, presionó desde el primer minuto, y con jugadores explosivos como Dembélé, Barcola y Achraf, generó peligro desde las bandas, obligando al Atleti a replegarse en su campo. La defensa rojiblanca, sin Le Normand ni Josema, se tambaleaba ante el potente ataque local.

Oblak tuvo que emplearse a fondo desde el inicio
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Oblak tuvo que emplearse a fondo desde el inicio

Los primeros minutos fueron un auténtico asedio del PSG, con ocasiones que llevaron el balón al área de Oblak una y otra vez. El esloveno tuvo que emplearse a fondo desde el inicio, deteniendo un remate de Barcola tras un error de Gallagher y viendo cómo un disparo de Dembélé rozaba el travesaño. El PSG parecía imparable, y el Atlético apenas lograba mantener la posesión en medio del huracán parisino.

Primer gol de Zaire-Emery
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Primer gol de Zaire-Emery

La presión del PSG finalmente se tradujo en el primer gol a través de Zaïre-Emery, quien aprovechó un fallo de Lenglet dentro del área para colocar el 1-0. El Atleti se encontraba en desventaja, y el ambiente en el Parque de los Príncipes se volvía cada vez más intimidante para los hombres de Simeone. Todo indicaba que el equipo madrileño tendría una noche difícil en Europa.

Giuliano Simeone contagió a sus compañeros
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Giuliano Simeone contagió a sus compañeros

Sin embargo, Giuliano Simeone, con determinación, empezó a contagiar a sus compañeros y a pelear cada balón. En una acción individual llena de garra, llevó el balón hacia el área del PSG y logró un centro que terminó en un disparo de Nahuel, quien igualó el marcador para el Atlético. Este gol devolvió el aliento al equipo y demostró la capacidad de los rojiblancos para sobreponerse a la adversidad.

El Atleti se atrincheró tras el empate
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El Atleti se atrincheró tras el empate

Con el empate, el Atleti se atrincheró aún más, cediendo la posesión al PSG, que volvió a la carga con Asensio, Achraf y Dembélé buscando romper el bloque defensivo del Atleti. Oblak continuó siendo clave, deteniendo cada intento de los parisinos, especialmente en una atajada a mano cambiada ante un potente disparo de Barcola que sacó aplausos hasta de los aficionados locales.

Un acecho que no tuvo el resultado deseado
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Un acecho que no tuvo el resultado deseado

En la segunda mitad, el PSG intentó revivir su ofensiva con cambios de Luis Enrique, como la entrada de Kang-in Lee y Kolo Muani, que intentaron agregar dinamismo. Sin embargo, Simeone también reforzó su mediocampo con Koke y Roro, quienes añadieron criterio en la distribución del balón, aunque el PSG continuaba acechando el arco de Oblak sin obtener el resultado deseado.


Correa hizo el gol de la victoria
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Correa hizo el gol de la victoria

Cuando parecía que el partido iba a terminar en empate, Oblak lanzó un pase largo en la última jugada hacia Griezmann, quien, con gran visión, asistió a Correa en la frontal del área. El argentino controló, giró y disparó para marcar el gol de la victoria, dejando al PSG sin tiempo para reaccionar. Así, el Atlético de Madrid logró una victoria memorable en una noche de resistencia y precisión, imponiéndose en uno de los escenarios más complicados de Europa. El equipo del Cholo demostró nuevamente que su espíritu de lucha y su disciplina defensiva pueden vencer a cualquier rival, incluso cuando las estadísticas y el control del juego parecían favorecer al equipo contrario.