Un final inesperado y polémico tras 11 años al frente de la Iglesia de Inglaterra
La reciente renuncia de Justin Welby como arzobispo de Canterbury marca un final inesperado y polémico tras 11 años al frente de la Iglesia de Inglaterra. Welby, una de las figuras eclesiásticas más reconocidas del mundo, enfrentaba una presión creciente por su respuesta ante los escándalos de abuso cometidos por John Smyth, un abogado y líder de un movimiento cristiano que abusó de decenas de menores durante décadas. La gravedad de las acusaciones y los señalamientos de que altos mandos de la Iglesia, incluido Welby, no actuaron adecuadamente en su momento, llevaron a que el arzobispo optara por dar un paso al costado.
Welby reconoció que debía asumir la “responsabilidad personal e institucional”
La situación alcanzó un punto álgido cuando una revisión independiente publicada la semana pasada reveló que el arzobispo y otros oficiales de la Iglesia debieron haber denunciado a Smyth a las autoridades británicas y sudafricanas en 2013. En su declaración de renuncia, Welby reconoció que debía asumir la “responsabilidad personal e institucional”, luego de haber sido señalado por fallar en la protección de las víctimas y no haber informado de forma oportuna.
Una figura rodeada de polémica
La figura de Smyth ha estado rodeada de polémica desde que se hicieron públicos los abusos que cometió contra jóvenes en el Reino Unido en las décadas de los 70 y 80, así como en África, donde continuó perpetrando abusos hasta su muerte en 2018. La revisión indica que, de haber sido denunciado antes, Smyth podría haber sido llevado ante la justicia. Su primera aparición en los registros de la Iglesia de Inglaterra ocurrió en 1982, cuando un informe ya documentaba las agresiones que realizaba en campamentos cristianos, un hecho que varios líderes de la Iglesia encubrieron.
En 2012 se avivó el escándalo
El escándalo revivió en 2012, cuando un sobreviviente envió una carta a la Iglesia denunciando lo sucedido. Aunque entre 2013 y 2016 varias fuerzas policiales fueron informadas del caso, no se presentó un informe formal hasta 2017, cuando un documental de Channel 4 dio a conocer detalles al público, lo que forzó a las autoridades a iniciar una investigación.
Pidió disculpas sin reservas
En su momento, el arzobispo Welby pidió disculpas sin reservas, pero se mantuvo en su cargo. Aunque afirmó desconocer las acusaciones hasta 2013, admitió que en los años 80 recibió una advertencia vaga sobre Smyth que, según él, no revelaba la gravedad de los abusos. Aun así, sus críticos, entre ellos supervivientes y miembros del Sínodo General de la Iglesia, argumentaron que las acciones de Welby equivalían a encubrimiento.
Más de 14.000 firmas llevaron a que Welby reconsiderara su posición
La presión pública y el pedido de renuncia impulsado por más de 14.000 firmas llevaron a que Welby reconsiderara su posición. Importantes figuras dentro de la Iglesia, como la obispa de Newcastle, Helen-Ann Hartley, consideraron que su dimisión era necesaria para avanzar en la independencia de los mecanismos de protección de la Iglesia. A la vez, la renuncia recibió comentarios reservados de autoridades políticas, incluyendo el primer ministro británico, quien evitó pronunciarse directamente sobre la decisión del arzobispo, aunque expresó su solidaridad con las víctimas.
Un proceso que podría extenderse durante seis meses
El proceso para elegir a su sucesor podría extenderse hasta por seis meses, dado que se requiere una consulta en la que se recojan opiniones tanto dentro como fuera de la Iglesia sobre lo que se espera del próximo arzobispo. Además, el procedimiento involucra a representantes de la comunidad anglicana global y a miembros del Sínodo, quienes, junto a un comité presidido por un delegado del primer ministro, serán los encargados de elegir a la nueva figura.
Es también el guía espiritual de la comunidad anglicana en todo el mundo
El arzobispo de Canterbury no solo lidera la Iglesia de Inglaterra, sino que es también el guía espiritual de la comunidad anglicana en todo el mundo, lo que hace que la decisión cobre una dimensión internacional. Aunque no existe una lista abierta de candidatos, se espera que aquellos seleccionados cumplan con ciertos requisitos éticos y de integridad que refuercen la protección de menores y promuevan una transparencia robusta en el seno de la Iglesia.
Voces de distintas partes de la sociedad británica y anglicana
En adelante, la consulta incluirá voces de distintas partes de la sociedad británica y anglicana, con el fin de que el próximo líder de la Iglesia de Inglaterra cuente con la confianza pública para enfrentar los desafíos actuales. Entre los nombres que se postulen, se evaluará si deben provenir del mismo entorno eclesiástico o si podrían proceder de sectores diferentes.