No tiene tiempo para andar con rodeos
Cher, la reina del pop y de las respuestas sin filtro, ha vuelto a demostrar que no tiene tiempo para andar con rodeos. En su flamante autobiografía, Cher: The Memoir, Part One, la diva de 78 años se despacha con una anécdota que, por lo menos, deja claro que lo suyo siempre fue tener la última palabra… incluso a los 14 años. ¿El tema? Su primera vez. Spoiler: no fue una historia de amor al estilo de «Titanic», pero sí digna de un buen «drama adolescente».
Decidió perder la virginidad por una razón poco convencional
Resulta que Cher decidió perder la virginidad por una razón que podríamos llamar poco convencional: la venganza. Según cuenta en el libro, todo empezó cuando un chico, después de un beso que ella consideró el inicio de algo especial, la dejó plantada como si fuera un paquete sin destinatario. Ofendida y con el ego herido, la joven Cher tomó una decisión: «Ah, ¿me ignoras? Pues toma, ¡drama!»
Toma drama
Ofendida y con el ego herido, la joven Cher tomó una decisión: «Ah, ¿me ignoras? Pues toma, ¡drama!»
Admite que el chico llevaba un tiempo pidiéndoselo pero le había ignorado
«Me dolió tanto cuando hizo eso, que dije: ‘¿Sabes qué? Vamos a hacerlo’. No porque quisiera, sino porque quería que sintiera lo mismo que yo», relata en el libro. Si eso no es estrategia adolescente, no sabemos qué lo es. La cantante incluso admite que el chico llevaba un tiempo pidiéndoselo, pero hasta entonces no le había dado ni la hora. «Lo habría hecho antes, pero me gustaba tenerlo esperando. Era divertido ver cómo se frustraba», bromea en sus memorias.
No salió impresionada del evento
¿Y cómo resultó todo? Bueno, digamos que Cher no salió impresionada del evento. «Fue totalmente sobrevalorado», confiesa sin pelos en la lengua. Tanto, que su primera frase tras el gran momento fue algo como: «¿Esto es todo? ¿En serio? Ya puedes irte a tu casa y no volver nunca más.» Si hay un premio a la frialdad en situaciones incómodas, Cher se lo llevó esa noche.
La venganza fue dulce
Eso sí, la venganza fue dulce. «Lo que yo quería era que se sintiera tan usado como me hizo sentir a mí», añade. Y parece que lo logró, porque el chico, al darse cuenta de que no había salido como un héroe de telenovela, intentó reconquistarla. ¿La respuesta de Cher? Un rotundo «next». Ni cartas, ni flores, ni serenatas pudieron revertir el golpe.
Preocupada por su madre
Como si el drama no fuera suficiente, Cher revela que también estaba preocupada por su madre. Al parecer, su mamá tenía una teoría muy curiosa: en cuanto Cher perdiera la virginidad, lo sabría con solo mirarla a los ojos. Así que, después del encuentro, Cher corrió al espejo para analizar si tenía algún «letrero invisible» en la frente.
No notó nada extraño
«Me miré como si buscara un signo luminoso que dijera: ‘¡Perdió la virginidad!'», bromea en sus memorias. Para su alivio, su madre nunca notó nada extraño, aunque Cher admite que pasó unos días esquivando su mirada por si acaso.
Su lado irreverente y algo sarcástico
Con esta revelación, Cher demuestra que incluso en sus momentos más vulnerables, siempre tuvo un lado irreverente y algo sarcástico.
Una buena anécdota bajo el brazo
Su libro promete ser una montaña rusa de confesiones, risas y momentos que nos recuerdan que, incluso las leyendas, tienen historias de lo más humanas (y a veces un poco ridículas). Y si algo queda claro, es que incluso de las malas decisiones, Cher sabe salir triunfante… ¡y con una buena anécdota bajo el brazo!