La reconocida primatóloga, etóloga y activista británica Jane Goodall falleció este miércoles a los 91 años, por causas naturales, mientras se encontraba en California como parte de una gira de conferencias. Su partida deja un vacío profundo en la ciencia, la conservación ambiental y el activismo por los derechos de los animales.

Goodall cambió para siempre el estudio del comportamiento animal gracias a sus investigaciones con chimpancés salvajes en Gombe, Tanzania, iniciadas en 1960. Sin formación académica formal en biología, pero con una sensibilidad extraordinaria, descubrió que los chimpancés fabricaban herramientas, cazaban en grupo y mostraban emociones complejas. Estos hallazgos desafiaron las ideas establecidas sobre lo que nos separa de otras especies y abrieron nuevas formas de entender la inteligencia y la vida social en el reino animal.
En 1977 fundó el Instituto Jane Goodall, desde donde impulsó proyectos de conservación, educación ambiental y desarrollo comunitario en más de cien países. Su programa Roots & Shoots, orientado a jóvenes, se convirtió en una red global de acción ecológica y humanitaria.
A lo largo de su vida recibió más de 50 distinciones internacionales, entre ellas el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (2003), la Medalla de Oro de la UNESCO, el Premio Templeton (2021) y el nombramiento como Mensajera de la Paz de Naciones Unidas. Fue doctora honoris causa por universidades como Harvard, Oxford y Cambridge, y autora de más de 20 libros, entre ellos En la sombra del hombre, Razones para la esperanza y El libro de la esperanza, este último escrito en colaboración con Douglas Abrams.
Más allá de sus aportes científicos, Jane Goodall se convirtió en una figura inspiradora para millones de personas. Su voz pausada, su compromiso incansable y su capacidad para conectar con públicos diversos la convirtieron en un símbolo de conciencia ecológica y respeto por la vida. Hasta sus últimos días, continuó viajando, dando conferencias y promoviendo el cuidado del planeta.
La noticia de su fallecimiento ha generado una oleada de homenajes en redes sociales, instituciones científicas y medios internacionales. El Instituto Jane Goodall ha anunciado que continuará su legado con nuevos programas educativos y de conservación, y que se organizarán actos conmemorativos en distintas ciudades.
Su legado permanece vivo en cada proyecto de conservación, en cada joven que se involucra en causas ambientales y en cada investigador que elige observar con empatía. Jane Goodall no solo estudió a los chimpancés: nos enseñó a reconocer su dignidad, a respetar su lugar en el mundo y a entender que la humanidad forma parte de la naturaleza, no está por encima de ella.