En el corazón de Aragón, a apenas 50 kilómetros de Zaragoza, se levanta lo que queda del Pueblo Viejo de Belchite, un testigo mudo de una de las etapas más desgarradoras de la historia de España. Este lugar, arrasado durante la Guerra Civil, se enfrenta ahora a un nuevo enemigo: el olvido. Las ruinas de Belchite han sido incluidas en la lista 2025 de la World Monuments Watch, un programa que señala sitios patrimoniales en riesgo crítico alrededor del mundo.
Quien cruza la Puerta de la Villa de Belchite ingresa a un espacio cargado de simbolismo. La calle Mayor, hoy en escombros, es un recorrido por el tiempo. Allí persisten los vestigios de iglesias mudéjares, casas barrocas y una atmósfera impregnada de recuerdos de una comunidad vibrante que quedó destrozada en 1936.

Antes de la guerra, Belchite era un pueblo lleno de vida. La Plaza Nueva era un punto de encuentro para vecinos y jóvenes que, entre risas y charlas, construían un futuro. Pero la guerra llegó para arrebatarlo todo.
Belchite fue escenario de múltiples enfrentamientos durante la Guerra Civil Española. En 1937, una de las batallas más cruentas tuvo lugar allí, dejando 5,000 muertos en apenas 15 días. Al terminar el conflicto, un 30% del pueblo estaba en ruinas. Sin embargo, en lugar de reconstruirlo, el régimen franquista decidió dejarlo como un «monumento» a la barbarie roja.
Desde entonces, Belchite ha sufrido un deterioro constante. Las ruinas han sido víctimas del expolio, la falta de mantenimiento y las inclemencias del clima. Los expertos advierten que, si no se actúa pronto, este lugar único podría desaparecer por completo en las próximas dos décadas.
La inclusión de Belchite en la lista de la World Monuments Watch ofrece una luz de esperanza. Este reconocimiento internacional busca alertar sobre la necesidad urgente de conservación. Joan Sastre, ingeniero informático y promotor de la candidatura, logró que Belchite destacara entre más de 200 propuestas de todo el mundo.
El objetivo de salvar Belchite no es únicamente arquitectónico. Según Pablo Longoria, director de la World Monuments Fund España, el esfuerzo también busca impulsar el desarrollo regional mediante un turismo sostenible. Las ruinas podrían convertirse en un espacio para la reflexión sobre los horrores de la guerra, transformando su tragedia en un poderoso mensaje de memoria colectiva.

Aunque existe una partida presupuestaria de 7 millones de euros para la conservación de Belchite, estos fondos aún no se han utilizado. «Ahora es el momento perfecto para actuar», señala Carmelo Pérez, alcalde del municipio, mientras urge a las autoridades a convertir las promesas en acciones tangibles.
Belchite no es el único lugar devastado por conflictos incluido en la lista Watch. Sitios como la Casa del Maestro en Kiev y el trazado urbano histórico de Gaza comparten un destino similar. La lucha por preservar estos espacios simboliza un esfuerzo global por proteger la memoria y los valores humanos.
Curiosamente, la lista 2025 de la World Monuments Watch incluye un sitio extraterrestre: la Luna. Los restos de las misiones espaciales, como los alunizajes del programa Apolo, también están en riesgo y necesitan ser preservados como símbolos de los logros de la humanidad.
Salvar Belchite es más que conservar muros derruidos; es un llamado a preservar historias, aprender del pasado y construir un futuro donde la memoria sea el cimiento de una sociedad más consciente. A medida que el WMF inicia su trabajo global, se espera que este esfuerzo inspire a comunidades y gobiernos a unirse en la defensa de un patrimonio que, si bien está en ruinas, sigue siendo invaluable.