Estas son las enfermedades más comunes del verano y cómo prevenirlas

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El verano no está libre de enfermedades o infecciones

Con la llegada del verano, los días se alargan, aumentan las actividades al aire libre y cambian muchos de nuestros hábitos diarios. Aunque esta época suele asociarse al descanso y la diversión, también implica ciertos riesgos para la salud que pueden evitarse con un poco de precaución. Según los expertos de Cleverea, empresa especializada en seguros de salud online, las altas temperaturas, la humedad y la exposición al sol pueden afectar nuestro sistema inmunológico y favorecer la aparición de diversas enfermedades.

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Quemaduras solares

Uno de los problemas más comunes durante los meses de calor son las quemaduras solares, provocadas por una exposición excesiva a los rayos ultravioleta. Además de dolor e inflamación, estas quemaduras aumentan el riesgo de padecer cáncer de piel a largo plazo. Para prevenirlas, es fundamental usar protector solar con el factor adecuado, reaplicarlo con frecuencia y evitar exponerse al sol entre las 12 de la mañana y las cuatro de la tarde.

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Trastornos digestivos

Los trastornos digestivos también son frecuentes en esta época, debido a los cambios en la alimentación y al consumo de alimentos en mal estado. Diarreas, molestias estomacales e intoxicaciones pueden arruinar las vacaciones. La clave está en cuidar la higiene, mantener la cadena de frío de los alimentos y evitar el abuso de comidas copiosas o muy condimentadas.

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Otitis

El contacto constante con el agua en playas y piscinas puede causar otitis, una infección del oído externo que se conoce también como ‘otitis del nadador’. Para evitarla, conviene secarse bien los oídos tras el baño y utilizar tapones si se es propenso a estas infecciones. También es importante no introducir objetos en el oído.

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Cistitis

Otra afección común en verano es la cistitis, sobre todo entre las mujeres. El uso prolongado de bañadores húmedos, la sudoración y una hidratación insuficiente aumentan las probabilidades de desarrollar esta infección urinaria. Cambiarse de ropa mojada lo antes posible y beber abundante agua son medidas preventivas eficaces.

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Infecciones por hongos

El calor, la humedad y el sudor favorecen también la aparición de infecciones por hongos en zonas como las axilas, ingles y pies. Estas micosis, como el conocido ‘pie de atleta’, causan picor, enrojecimiento y descamación. Para evitarlas, es importante mantener la piel seca, usar calzado en duchas públicas y optar por ropa transpirable.

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Conjuntivitis

Los ojos también pueden verse afectados. La conjuntivitis es común en verano por el contacto con agua contaminada o por el cloro de las piscinas. Los expertos recomiendan usar gafas de natación, no tocarse los ojos con las manos sucias y evitar compartir toallas.

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Picaduras de mosquito

Las picaduras de insectos aumentan con el calor y pueden provocar desde simples molestias hasta reacciones alérgicas o, en casos más graves, la transmisión de enfermedades. Usar repelente, vestir ropa clara y cubrir la piel en zonas con muchos insectos, sobre todo al amanecer y al atardecer, puede marcar la diferencia.

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Golpes de calor y deshidratación

El golpe de calor y la deshidratación son dos de los riesgos más graves del verano. La pérdida excesiva de líquidos y la exposición prolongada al sol pueden llevar a síntomas como mareo, fatiga, piel caliente y confusión. Es crucial beber agua con frecuencia, buscar sombra y evitar actividades físicas intensas en las horas centrales del día. En casos severos, el golpe de calor requiere atención médica urgente.

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Faringitis y bronquitis, cuidado con el aire acondicionado

Por último, no hay que olvidar otras afecciones como las verrugas plantares, que se contraen en duchas o piscinas públicas, o las faringitis y bronquitis provocadas por cambios bruscos de temperatura entre el exterior y los ambientes refrigerados. La prevención pasa por usar calzado en espacios comunes, secar bien los pies y evitar el aire acondicionado excesivo.