
Unidad acrobática del Ejército
El pasado fin de semana, Su Majestad el Rey Felipe VI regresó a la Academia General del Aire y del Espacio (AGA) en San Javier (Murcia), su alma mater, para presidir los actos conmemorativos del 40º aniversario de la Patrulla Águila, la unidad acrobática del Ejército del Aire y del Espacio.

Festival Aéreo en Murcia
El evento, enmarcado en el festival aéreo Aire 25, reunió a miles de personas en las playas del Mar Menor y en la base aérea, convirtiéndose en una de las celebraciones aeronáuticas más multitudinarias de los últimos años.

Exhibición aérea histórica
Durante la jornada, el monarca asistió a una exhibición aérea histórica, en la que participaron algunas de las mejores patrullas acrobáticas de Europa, como los Red Arrows británicos, la Patrouille Suisse y las Frecce Tricolori italianas.

Emblema de la Patrulla Águila
El momento más emotivo llegó con la última actuación oficial de los aviones CASA C-101, conocidos como “culopollo”, que durante cuatro décadas han sido el emblema de la Patrulla Águila. En su despedida, los siete reactores dibujaron por última vez la bandera de España en el cielo murciano.

Homenaje a los fallecidos
Felipe VI también participó en un acto de homenaje a los miembros fallecidos de la Patrulla Águila y descubrió un monumento conmemorativo en la base, que representa la cola de uno de los C-101.

Pilatus PC-21
Además, el sábado, Felipe VI se subió al moderno Pilatus PC-21, el nuevo avión de instrucción avanzada del Ejército del Aire y del Espacio, en el que próximamente se formará su hija, la princesa Leonor, durante su paso por la Academia General del Aire en San Javier.

Avión biplaza
El monarca, que también se formó como piloto militar en esa misma base en los años 80, ocupó el asiento trasero del biplaza durante un vuelo de 40 minutos acompañado por un instructor, en una jornada cargada de simbolismo.

Formación aérea
Este gesto no solo representó un respaldo institucional al proceso de modernización de la formación aérea, sino también un emotivo guiño personal a la trayectoria de su hija, que en septiembre iniciará su tercer y último año de instrucción militar.

El PC-21, el sucesor del C-101
El PC-21, que sustituye al veterano C-101 “culopollo” con el que el propio Felipe VI aprendió a volar, incorpora aviónica de última generación y simuladores integrados, y está considerado uno de los entrenadores más avanzados del mundo.

Compromiso con las Fuerzas Armadas
La imagen del Rey a bordo del avión que marcará el futuro de la instrucción militar en España fue interpretada como un paso simbólico del testigo, reforzando la continuidad generacional en el compromiso de la Casa Real con las Fuerzas Armadas y con la formación rigurosa de quien está llamada a ser la futura jefa suprema de los tres ejércitos.

Más de 500 exhibiciones
La Patrulla Águila, fundada en 1985 en la Academia General del Aire de San Javier, ha sido durante cuatro décadas el rostro visible del Ejército del Aire y del Espacio en los cielos de España y del mundo. Con más de 500 exhibiciones realizadas, de las cuales más de 170 se llevaron a cabo en el extranjero, la unidad se consolidó como un símbolo de precisión, disciplina y orgullo nacional.

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Desde su primera actuación en Jerez de la Frontera hasta sus vuelos en festivales internacionales junto a patrullas como los Red Arrows británicos o las Frecce Tricolori italianas, la Águila ha representado a España con una estela de humo tricolor que ha emocionado a generaciones.

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Todos sus pilotos han sido instructores del 794 Escuadrón de la AGA, lo que ha permitido compaginar la excelencia acrobática con la formación de nuevos aviadores. Su legado no solo se mide en horas de vuelo —más de 30.000— o en maniobras sincronizadas, sino también en el impacto emocional que ha dejado en cada desfile, festival o acto institucional donde ha participado.

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Con esta despedida, se cierra un capítulo glorioso de la aviación militar española, aunque el Estado Mayor ha confirmado que habrá una nueva patrulla acrobática en el futuro, con aeronaves más modernas. Como subrayó el jefe del Estado Mayor, general Francisco Braco, “no se apaga un símbolo, se cierra una etapa”. La Patrulla Águila no desaparece: evoluciona, dejando tras de sí una estela imborrable en la historia de la aviación militar española.