El solsticio de verano en la tradición del campo: hogueras, queimada de los deseos y mucha magia
Socuéllamos es tierra de vinos y torres. Hogar de comendadores y campo trabajado desde donde llega la memoria. Las extensiones de cereal, vid y olivos que protegen de cerca su casco urbano e histórico son el germen de una tradición ancestral que se resiste a desaparecer. La noche del solsticio de verano se celebra con emoción en todas las poblaciones agrícolas de la región desde hace siglos y Socuéllamos no iba a ser menos. Todo se desarrolla en torno al fuego purificador que, a cambio de ofrendas que terminan convertidas en ceniza, regala la promesa de que una buena cosecha está por llegar. La emoción de la noche está servida y comenzará a sentirse el 21 de junio a las 22 horas cuando, en el Plaza de la Constitución y en el Parque Municipal Adolfo Suárez, den comienzo sendos conciertos de música en directo que ambientarán todo el centro de la localidad. Allí todo el que lo desee podrá acercarse para participar de la ‘queimada de los deseos’: un ritual en el que se lanzan conjuros a los espíritus de la noche y se alejan los malos augurios, al tiempo que se prepara esta bebida a base de orujo, granos de café, y frutas. Una ‘pócima’ que, según la leyenda, libera del mal y acompaña a la quema de los deseos en el fuego, asegurándose así la certeza de que se harán realidad.
