
Un escándalo que sacude el fútbol español
El caso Soule ha vuelto a la palestra con una petición contundente de la Fiscalía: 15 años y medio de cárcel para Ángel María Villar, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). La investigación destapó una supuesta trama de corrupción que habría causado un perjuicio de 4,5 millones de euros a la entidad deportiva entre 2007 y 2017.

Una lista de acusados con nombres relevantes
El escrito de acusación presentado por Anticorrupción no solo señala a Villar, sino también a su hijo Gorka, para quien se pide una condena de siete años de prisión. Además, el exvicepresidente de la RFEF, Juan Padrón, podría enfrentarse a una pena de seis años y medio.

Los cargos que pesan sobre Villar
La Fiscalía imputa a Villar delitos de administración desleal, corrupción en los negocios y apropiación indebida, además de falsedad documental. Junto con la condena de prisión, se solicita una multa cercana al millón de euros.

Una década de maniobras irregulares
El caso se destapó en 2017, cuando Villar aún presidía la Federación. Durante su mandato, tanto él como Padrón habrían favorecido a personas de su entorno mediante la firma de contratos poco beneficiosos para la RFEF, generando pérdidas millonarias.

Amistosos que beneficiaban a su hijo
Uno de los focos de la investigación está en los partidos amistosos organizados por la Selección Española. Según Anticorrupción, estos encuentros fueron utilizados para asegurar contratos que beneficiaban a Gorka Villar y su empresa Sport Advisers, con ingresos de más de 366.000 euros.

Retribuciones sin justificación
Otro de los puntos clave del caso es el pago de sueldos y bonificaciones a personas cercanas a Villar por servicios que, según la Fiscalía, nunca se prestaron. Se estima que este mecanismo generó un desfalco de al menos 684.000 euros.

Un caso llamativo: la jubilación de su secretaria
Uno de los episodios más sorprendentes de la acusación es el de la secretaria personal de Villar. En 2009 se le concedió una jubilación oficial, pero siguió trabajando hasta 2017 con una retribución encubierta, una maniobra que habría permitido eludir normativas internas.

La selección de amistosos, un negocio personal
Desde 2009, con la Selección en lo más alto tras la Eurocopa y el Mundial, Villar presuntamente tomó el control absoluto de los partidos amistosos. Según la Fiscalía, él y su hijo decidían los rivales y las condiciones económicas sin consultar con los órganos de la RFEF.

Un esquema de influencia
A través de su empresa, Gorka Villar habría utilizado su cercanía con la RFEF para negociar con selecciones como Corea del Sur, Chile, Venezuela, Perú y Colombia, generando pérdidas de más de 3,8 millones de euros para la Federación.