El Barcelona logró una victoria cómoda en la primera semifinal de la Supercopa al derrotar al Athletic Club, un resultado que sorprendió a muchos, ya que se esperaba un encuentro más reñido. Los de Xavi Hernández demostraron un dominio claro y contundente, desmantelando el planteamiento táctico de Ernesto Valverde con su presión alta desde el primer minuto. El conjunto vasco, que llegaba a este partido con una racha impresionante de 15 encuentros sin perder, no pudo contener la intensidad de los azulgranas y vio cómo su resistencia se desplomaba rápidamente.
Los goles de Gavi y Lamine Yamal, ambos tempranos, fueron suficientes para que el Barça se clasificara a la final. El primer tanto llegó en los primeros compases del encuentro, cuando Balde asistió a Gavi para que el joven mediocampista anotara. En el inicio de la segunda mitad, Lamine Yamal selló el 2-0 con una gran jugada colectiva, aprovechando un pase de Gavi tras varios errores en la salida del balón del Athletic. Estos dos goles dejaron claro que, aunque el equipo vasco trató de reaccionar, nunca logró meterse en el partido.
La superioridad del Barcelona fue innegable durante gran parte del encuentro, aunque también se destacó el trabajo del portero Unai Simón, quien evitó que el marcador fuera aún más abultado. Sus intervenciones evitaron que el Athletic sufriera una goleada, como en el caso de un disparo de Raphinha, que parecía destinado al gol, pero que el guardameta desvió con una gran parada. Sin embargo, pese a los esfuerzos individuales de Simón, el dominio colectivo del Barça fue arrollador.
Por otro lado, Valverde no pudo contar con varios jugadores clave debido a molestias físicas. La ausencia de Galarreta, Sancet y Nico Williams, además de la falta de ritmo de otros futbolistas, se notó en el rendimiento del equipo. La falta de poderío en el centro del campo y la incapacidad para crear ocasiones de peligro resultaron ser factores determinantes. El Athletic, que se caracteriza por su juego de equipo más que por las individualidades, no pudo desarrollar su estilo de juego habitual y se vio rápidamente superado por la presión constante del Barcelona.
A pesar de los intentos de los rojiblancos en los últimos minutos de la primera mitad, el Barcelona no permitió que la ventaja se viera comprometida. Iñaki Williams tuvo una oportunidad clara de empate con un remate cercano que Szczesny, portero titular del Barcelona en este encuentro, despejó con acierto. Sin embargo, el equipo vasco no logró capitalizar estas oportunidades y se fue al descanso con un marcador adverso.
La segunda parte comenzó con la misma tónica, con el Barcelona manteniendo la presión sobre el Athletic y buscando más goles. La jugada del segundo gol fue una clara demostración de la superioridad táctica del Barcelona, con un rápido robo de balón que culminó en la asistencia de Gavi a Lamine Yamal. El joven delantero, con una gran definición, dejó a Unai Simón sin opciones y puso el 2-0. Tras este gol, el Athletic intentó reaccionar, pero sus esfuerzos fueron en vano, ya que el Barça se mostró sólido defensivamente.
Valverde intentó cambiar la dinámica del partido con la entrada de Nico Williams, buscando dar más dinamismo al ataque, pero la falta de precisión y coordinación en los últimos metros de campo se hizo evidente. Aunque el Athletic creó algunas situaciones de peligro, como un remate de Iñaki Williams que se fue desviado y dos goles anulados por fuera de juego, nunca logró inquietar seriamente al Barcelona.
A medida que avanzaba el partido, el Barcelona se dedicó a gestionar su ventaja, enfriando el ritmo y controlando el juego sin mayores complicaciones. El Athletic, por su parte, no pudo encontrar soluciones a los problemas que le planteaba el equipo de Xavi, quien parecía tenerlo todo bajo control.
Este triunfo del Barcelona llega en un momento crucial, ya que los azulgranas lucharán por un nuevo título el próximo domingo. Aunque la última victoria importante del club se remonta a la Liga de la temporada 2022-23, la posibilidad de levantar un nuevo trofeo en esta Supercopa genera optimismo entre los aficionados. Por otro lado, la situación fuera del campo sigue siendo complicada, con temas como el caso Olmo y la gestión de la directiva de Joan Laporta acaparando titulares. Sin embargo, el equipo parece centrado en su objetivo de lograr un nuevo éxito deportivo, sin dejarse desviar por los ruidos externos. La final promete ser un enfrentamiento de alto nivel, y el Barcelona llega con la motivación de recuperar el sabor de la victoria que se les ha escapado en los últimos tiempos.