El partido entre Argentina y Marruecos en los Juegos Olímpicos de París 2024 se convirtió en un escándalo sin precedentes. El encuentro, que terminó con una victoria de Marruecos por 2-1, estuvo marcado por incidentes que dejaron una mancha en el evento deportivo.
Todo comenzó cuando Argentina logró empatar el partido en el minuto 106 gracias a un gol de Cristian Medina. La celebración del gol desató el caos en el estadio, con aficionados marroquíes lanzando petardos y objetos al campo. La situación se agravó cuando un grupo de seguidores invadió el terreno de juego, dirigiéndose hacia el árbitro sueco, Andreas Nyberg, quien había otorgado 15 minutos de tiempo añadido.
La invasión de campo y los disturbios obligaron a los jugadores argentinos a retirarse al túnel de vestuarios, mientras que el partido se suspendió temporalmente. Después de dos horas de incertidumbre, el árbitro y los jugadores regresaron al campo para revisar el gol de Medina por posible fuera de juego. Tras la revisión del VAR, el gol fue anulado debido a que el pie de Nicolás Otamendi estaba ligeramente adelantado.
El partido se reanudó por unos minutos más, pero el estadio ya estaba vacío, ya que se había pedido a los aficionados que abandonaran el recinto por razones de seguridad. Argentina intentó igualar nuevamente el marcador, pero no lo logró, sellando así su derrota y el triunfo de Marruecos.
El encuentro también estuvo marcado por la falta de fluidez en el juego de Argentina y la escasa creatividad de sus delanteros, lo que les costó caro. Marruecos, por su parte, aprovechó sus oportunidades con un doblete de Soufiane Rahimi, quien fue la figura del partido.
Este escándalo ha generado una gran controversia y ha puesto en tela de juicio la seguridad y la organización de los Juegos Olímpicos. Las repercusiones de este incidente seguramente se sentirán en los próximos días, mientras se investigan los hechos y se toman medidas para evitar que algo similar vuelva a ocurrir.